martes, 8 de julio de 2008

AVENTIS #2 - El Dragón

Para quienes no conozcan la anécdota, o la recuerden por la mención que el amigo Minucius Generikus hiciera de la misma en cierto momento, este es el cuento que le mereciera al Copista el más que gratificante calificativo de “PUERCO” por parte del profe Edgardo Rodríguez Juliá. Que lo disfruten (especialmente quienes hacen juicios valorativos morales sobre cuestiones estéticas o literarias).



“El Dragón”

“La mujer no es un sueño de Dios,
sino del hombre,
[...] y este destierro donde amamos
y somos vencidos...”
Julio César Pol

“Lo que es igual no es ventaja”
Proverbio popular

-Ahj..., hum..., hum...
Ahj. Ahj. Ahj...
Huuummmmmmm...-

Con cada segundo que pasaba, sus uñas se iban enterrando cada vez más y con más fuerza contra el mattress que, con el pretexto de la temperatura, ambos habían arrastrado hasta el medio de la terraza. El sudor que con desespero producían, se les acumulaba en las espaldas así como alrededor de las bocas y los ojos, lo que por momentos se veía interrumpido por alguna mano torpe y ligera. Parecía como si al unirse los cuerpos, todo el líquido que se lleva por dentro quisiera reventar en charcos de deseo. El ardor que producía en los ojos el sudor, y la luz que del sol en ocasiones se colaba con la brisa por entre las ramas de los árboles, en ella lograban la sensación de alucinantes episodios de desvarío. Él, al notar el delirio en su mirada, y cómo se amontonaba entre los pechos de ella el sudor que de su mentón caía, aceleraba a contratiempos el ritmo de su sublime ritual de victimario. Mientras tanto, el mattress ronroneaba cada vez más fuerte con el pasear de las uñas de Indira sobre él.

–No te detengas…sigue, sí... – susurraba Indira mientras la ausencia de aliento a causa de su irregular respiración, terminaba por asfixiar todo intento de comunicación mediada por palabras. Él sólo tragaba y escupía aire caliente con más prisa en cada bocanada.

Sergio siempre había tenido ese aire dentro de sí y no fue hasta los trece que esperó para lanzar hacia fuera todo ese fuego que en él ardía. Desde entonces era todo un dragón y esperaba siempre con ansias el descuido de alguna virgen que se rindiera en sacrificio. Así era cómo recordaba él su momento perfecto: el olor a miedo entre las sábanas, el sabor de lo presto por conocer, el aire cargado de las ansias y el vapor de los cuerpos, y al final, luego del sudor y el delirio, un cuerpo yaciente que sangra por la herida que lo proclama vencedor.
Leda había sido la primera en caer. Tendría algunos quince, pues era casi dos años mayor que él. En adelante su relación con Sergio sería una de lazos muy fuertes, una amistad rodeada de privilegios y, más que por caprichos, una relación determinada por la legitimidad de sus necesidades. A través de Leda, Sergio había conocido a Indira y, con el paso del tiempo, a todo el círculo de sus amigas. Ya para los veintiuno todas habían conocido también a Sergio y, con él, al dragón que lo habitaba.

–¿Qué dirá Leda cuando sepa que estuvimos juntos?– preguntaba Indira -¿no piensas en eso?- continuaba diciendo en un bajo tono de voz mientras se paseaba desnuda por la terraza cubriendo sus senos con las manos.
–¿Sobre qué?– contestaba Sergio con otra pregunta como restándole importancia a aquel encuentro. –Dirá lo de siempre, no sé, siempre le he sido honesto. Ella sabe que entre nosotros no hay un compromiso.
–¿Eso piensas?– añadía Indira.
–Sí… eso creo. Le cuento todo y, sobre tener relaciones, ella misma dice que para que le pase con otro, que le pase conmigo que soy su mejor amigo. Además, a nadie se le hace más daño que el que uno permite que le hagan.
–Somos buenas amigas... – comentaba Indira en el mismo bajo tono de voz que antes, pero ahora como en busca de una reacción en particular.
–Nosotros también lo somos – contestaba Sergio con espantosa naturalidad –Por eso compartimos de la forma en que lo hacemos.

En respuesta a esa contestación Indira reaccionaba con aparente conformidad y calma, lo que a Sergio no parecía inquietarle mucho pues como era de esperarse, según él, Indira quedaba del todo complacida.

Indira había sido la última en caer ante el dragón y él, como de costumbre, iría a celebrarlo junto a sus amigos. Lo de “dragón” se lo habían puesto ellos como apodo; y con ellos acostumbraba reunirse para hablarles al detalle de sus hazañas como hombre y de lo bueno que era en eso. Sobre estas reuniones se construían fantasías, se creaban expectativas y se alimentaban egos voraces sobre los cuales a su vez se iban gestando los sucesores del “dragón”. Fue en una de esas reuniones de hombres que salió de su propia boca, la idea de tatuarse un dragón en los genitales. Sí, “en los güebos”, como decía él mientras se agarraba la entrepierna.

–¿En dónde dijiste?– preguntaba Eugenio sin saber aún qué tono ponerle a su pregunta.
–¡Ahí!– contestaba Sergio.
–¿Pero este diablo de hombre está loco?– preguntaba Eugenio como para sí mismo conociendo ya la contestación.

Eugenio conocía cosas de Sergio que nadie más conocía. Habían sido amigos desde la intermedia y cuando no le ayudaba a Sergio como alcahuete en algunas de sus conquistas, al menos ocultaba algún secreto haciéndose cómplice de éste de todas maneras. Entre algunas de las cosas que Eugenio conocía de Sergio, y que incluso era de naturaleza un tanto perturbadora, había una que tomaba matices realmente inquietantes. Esto era el particular apetito de éste por las vírgenes. Todas y cada una de las muchachas con las que había estado y frecuentaba, habían llegado impúberes a sus manos. Leda, Dina, Tamar, Indira; todas... todas eran vírgenes. Sergio conocía todo acerca de cada una de ellas, y muy en especial, los días en que llegaría la regla. Así que acostumbraba frecuentarlas durante su periodo de menstruación; era tras el olor de la sangre que el dragón llegaba ante el altar del sacrificio, y al ver ensangrentadas las sábanas fantaseaba con la idea de haber tomado a otra virgen.

–¿Tienes una idea de lo doloroso que es tatuarse precisamente ahí?– preguntaba Eugenio –Es el área más sensible de todo el cuerpo – reponía.
–Sí, lo sé.– decía Sergio sin darle mayor importancia al asunto.
–Pero ¿tú estás loco?– preguntaba Eugenio sin saber aún si pasar de la duda al asombro.
–No, no estoy loco. Total, Leda tiene un cisne tatuado en la cadera y si un hombre se va a tatuar, que se tatúe donde lo tiene que hacer.

Ya decidido, comenzaba el proceso que tomaría varios días. Al llegar al estudio, en éste se hacía notable un fuerte olor a desinfectante, lo que por asociación creaba la impresión y el miedo que se tiene cuando de niño se visita un hospital por primera vez. Era un olor que, más que a limpieza, daba la sensación de mucho por limpiar. Todo estaba pintado de negro y como por sobre las paredes de una galería gótica desfilaban diseños de todo tipo de demonios, símbolos tribales y mujeres desnudas. La música era ensordecedora; y si algo positivo tuviera que decirse, era que esto eliminaba la posibilidad de la ansiedad que pudiera crear el escuchar algún grito. Sencillamente el lugar se hacía perfecto para una misa negra.

Quien tatuaría a Sergio surgía de entre la nada de la pintura negra de las paredes y la oscuridad del pasillo que daba hacia el fondo del estudio. Este vestía sólo un mahón negro ajustado que se hacía una pieza con sus botas y por camisa llevaba una oscura capa de tinta entallada a la epidermis que le cubría desde el cuello hasta las muñecas. Las agujas y la tinta estaban listas y, más allá de lo artístico, el sudor y la sangre esperaban erguidos la más que artística, erótica mutilación de un cuerpo. Las agujas se deslizaban a dentelladas sobre la rígida piel dejando rastros de tinta y sangre, sobre quien rastros de sangre acostumbraba dejar. De cada punzada brotaban negras y sangrantes escamas que, unidas en oscuro mosaico, daban paso al nacimiento del dragón. Todo el fuego que ardía dentro de él parecía arderle ahora sobre la piel, y en la medida en que la sangre corría crecía un dragón sediento de ella.
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La marca de la bestia por fin había sido completada. Primero fueron las líneas, luego los colores y finalmente, lo no previsto por Sergio, la larga espera sin víctimas para el dragón en lo que éste sanaba de su temporal deformidad a causa de las agujas. En ese tiempo, las horas se hacían más lentas y el dragón esperaba intranquilo al momento en que pudiera poner en acción su nueva bandera de hombría. Este tenía que esperar un mes antes de volver a oler la sangre y la indefensión de sus víctimas sobre las sábanas. Y seguramente las muchachas estarían, según él, esperando su venida. Mientras tanto sólo tendría que esperar y rogarle a Dios que aquella hinchazón que parecía eterna, se fuera de una buena vez.

Durante esos días, las muchachas comenzaron a ser vistas juntas de nuevo, algo que hacía tiempo no ocurría. Estas, durante las tardes, ya caída la noche, se reunían bajo los enormes sombrillones verdes de un negocio al aire libre llamado Las Cuatro Estaciones. Ahí tomaban café y hablaban de sus cosas como suelen hacer las mujeres. Reían y compartían como si entre ellas no hubiera nada que fuera a poner en riesgo esa amistad que sobrepasaba los años, los miedos, los egoísmos y hasta los secretos, que en cualquiera de los casos, habían dejado de serlo.

Eugenio, que una de esas tardes caminaba cerca del lugar en donde las muchachas se reunían, veía cómo esta situación podría ser de alguna manera perjudicial para su buen amigo Sergio y se dirigía a casa de éste para informarle de lo que sus ojos habían visto. Al llegar a casa de Sergio, éste se encontraba en muy mal estado. La hinchazón no bajaba y el área se le había resecado provocando que la piel se le cuarteara sangrando en algunos momentos. El ardor era desesperante; el fuego del dragón lo estaba atormentando.

Días después, como de costumbre, las muchachas tomaban café y hablaban libres, soberanas y tropicales, con la misma naturalidad y alegría con que siempre lo habían hecho. Hablaban; y mientras lo hacían se movían y reían a la vez que tocaban sus cuerpos. Tamar se agarraba las caderas y paraba los labios de forma sensual. Igualmente, Dina tocaba y presionaba contra sí sus pechos y tomaba una actitud erótica mientras las demás se reían y hacían ruidos extraños con sus bocas. Bromeaban y hacían gestos y movimientos de connotación sexual.

–Así, papi, así –decía Tamar de forma burlona mientras todas reían –. Soy toda tuya; estoy indefensa ante ti – añadía con el mismo tono.
–¡Eres una maldita!– decía Leda entre carcajadas. –El pobre imbécil se creía tan macho – reponía.
–Ahj, Ahj, Ahj, Hummmm... – gemía Indira cuando abruptamente todas reventaban en una carcajada contagiosa que no podían contener.
–¿Y la idea del dragón? – preguntaba Dina entre carcajadas.
–¡A mí no me mires! – exclamaba Leda. –La idea fue de Indira.

Eugenio pasaba por el lugar y veía cómo se divertían las muchachas mientras su amigo Sergio, en su casa, al rascarse literalmente se traía en cada mano puñados de escamas. Leda lo veía a lo lejos y entre risas miraba a los ojos de sus amigas y les decía:

–Muchachas; y hablando de todo un poco, ¿qué les parece Eugenio?

viernes, 13 de junio de 2008

CASQUILLOS #21 - MUSIQUILLOS

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Bajo una entrepierna en flor
Bueno, ya que no llegó el guitarrista
nos vamos con un solo de boca…
Ruben Blades


Oye, mira hacia arriba,
disfruta las cosas buenas que tiene la vida
La, la, la... la-la, la-la, la-la… (repita varias veces).



Salsa tautológica


// Y la bola cebá,
cebá, y cebá...
y la bola cebá.//



Cumbará o no cumbará


En caso de que Quimbara cumbara
Cumbaquimba, va.
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jueves, 5 de junio de 2008

AVENTIS PUBLICA CASQUILLOS

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Como se dijo desde un principio, aunque no en el mismo orden en que han ido cayendo sobre el suelo, los Casquillos del Copista fueron pensados como una propuesta de corpus textual. Así que para aquellos a quienes les gustaría ver los Casquillos como un libro, sepan que muy pronto podrán conseguir los mismos en un Walgreens cerca de usted junto a los libros de Cohelo, Dan Brown, J.K. Rowling y Silverio Pérez gracias a un esfuerzo de Ediciones Aventis. Eso si, nunca olviden que el Copista cuenta AVENTIS.


"Lo que he leído de ti, pese a alguna ironía que se me haya escapado a tiempo, siempre me ha parecido interesante. No puedo arriesgar más, porque no te conozco ni como ser-humano ni como poeta. Porque el poeta, el tuyo en este caso, es infinito como el mío. Tal vez no nos entendamos, pero no importa, La única diferencia que veo "hoy" es que cuando yo tenía tu edad, cuando buscaba a "Dios" desesperadamente en mis viajes de LSD, era menos violento que tú, más tímido y más ingenuo."

Yván Silén
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Nombre, logo y monograma de Ediciones Aventis ® son marcas registradas, Derechos reservados de Jorge David Capiello-Ortiz © 2008.

jueves, 29 de mayo de 2008

CASQUILLOS #20 - HOMENAJES

"Ambicionamos no plagiarnos ni a nosotros mismos, a ser siempre distintos, a renovarnos en cada poema, pero a medida que se acumulan y forman nuestra escueta o frondosa producción, debemos reconocer que a lo largo de nuestra existencia hemos escrito un solo y único poema". De hecho, de estar Oliverio Girondo en lo cierto, no sólo estamos ante la posibilidad de haber escrito un "solo y único poema". Lo más probable es que hayamos leído "un solo y único poema". Pero como dijera el amigo Yván Silén en una de las cartas que se barajara con el Copista, "no se suicide nadie". A diferencia de Girondo, quien "antes de cometer el acto más insignificante necesit[a] poner tantas personalidades de acuerdo, que prefier[e] renunciar a cualquier cosa con [su] persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas a la mierda", aquí no sólo jamás se mandará a nadie a la mierda, sino que, aquí, los invitamos. Pues como en su Inventario versara Mario Paoletti, "Los grandes libros envejecen / y acaban por venirse abajo. / Pero esas nobles ruinas / nunca dejaran de tener peregrinos". Convidados entonces, la procesión ha dado inicio.




Antipoeta
ivan silén
que lejos estás de todo lo que dices.
[a] Iván Silén


Poeta y antipoeta
filósofo, y ante la filosofía
la nada te precede
y ya nada te sucedía.
Ante tus gritos el ensordecimiento;
Silén-ciate para que hable la poesía.



The(saurus) Rex
a Che Meléndez


¡Che!
Que chiquita
te queda la academia.



Casi un haikú
a Kobayashi Issa


Para escribir
una pluma
casi un ala.



Post-polvo
a Manuel Ramos Otero


En Invitación al polvo
Manuel Ramos Otero
le tuerce el cuello al pato.



Ma(nt)ra para lectores extraviados
a La Balacera


Acaba la cava
la Cábala
acábala
acá bala
allá va el casquillo.

jueves, 15 de mayo de 2008

Zuleika Pagán - Gatilleros #5

No se dejen engañar por la imagen. Detrás de ese rostro apacible con mirada de roedor asustadizo se encuentra el temple y la metodicidad programática de un asesino en serie. El Copista ya ha sufrido varias lesiones de las que aun se recupera con dificultad y, si de algo sirve la advertencia, cuando la vean, por su salud, cruce a la acera contraria. Con ustedes los casquillos de Zuleika Pagán, la sotanera que le pide lumbre al Diablo para encender sus cigarritos.


(De: Ankh, Isla Negra Editores, 2008)


golpeo puertas
por la ruta del diablo
y en la novena
mefostófiles da lumbre a mi cigarro



sucede que me canso
de que seas hombre



tres no son multitud
multitud soy yo
que necesito de tres para cerrar un buen trato

sábado, 10 de mayo de 2008

CASQUILLOS #19 - CASQUILLOS DE MADRE

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Aunque cueste creerlo, el Copista tiene madre. De hecho, si escribe, es porque en secreto, incluso sin ella saberlo dirige su mano. Dada la ocasión se esperaría del Copista un homenaje minimalista para quien da tinta a semejante pluma. Pero como no hay forma de ser minimalista cuando se habla de una madre, sólo por esta vez... ¡Naaahhhh...! Lo siento -dice el Copista-, el pretexto seduce. Así que, ¡Casquillos de Madre para los Hijos de la Gran P[oesí]a!


Nom-du-Père
(Hijo pródigo, Madre prosódica)


Al regreso del hijo pródigo
todo fue gran fiesta.
Se celebró un gran banquete…
La madre, cocinaba.



Fort-da o Quien no llora…


Hoy es el día de la mamá
…asegúrese usted bien
de procurar por la suya.



Huérfanos
[…] la gallina era viuda de sus hijos.
Fueran hallados vacíos todos los huevos.
César Vallejo


"Madre sólo hay una",
dice un refrán popular.
¿Será por esto que hay
tanto poeta huérfano?
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miércoles, 7 de mayo de 2008

CASQUILLOS #18-IM/LAS FORMAS DE LA CASA

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Si alguien entiende el lenguaje que nuestros jóvenes usan en sus dichosos IM (Instant Messenger), por favor, el Copista necesita un traductor. Alguno de nuestros "jovenes poetas" ha dejado un mensaje en el "Chat" del Copista, pero como rúbrica sólo firma Att, Ch.

Instant Message
(Las Formas de la Casa)


C ke t able d mi libro
10mos d si +
pero Klemente Soto Beles
ya abia jugado
con las for + d la Ksa.

Att. Ch


jueves, 1 de mayo de 2008

Casquillos #17 - 5to PeronIsmo

Para quienes tienen por pasatiempo el malsano morbo de repasar con fruición la historia de nuestro tercer mundo, al igual que el Copista, pensaran que tales páginas más que revisión, se hacen meritorias de una ojeada con el tercer ojo. Así tanto dictaduras de derecha como de izquierda, al igual que nuestro triunfante liberalismo y la ya fenecida socialdemocracia, no paren más que aquel nietzscheano eterno retorno de lo mismo. Como dijera el vulgo en su más cruda aletheia de ese refrán que reza, “la misma mierda, en diferente palito”, a nadie sorprenderá pues que se den fenómenos como lo que Alejandro Horowicz llama en su libro “Los cuatro peronismos”. Como ya sabrán los masoquistas más asiduos de ese morbo revisionista, el eslogan del peronismo durante los años 50 era “Perón cumple, Evita dignifica”. Y el Copista, conmovido, ha decidido fundar el 5to PeronIsmo.


5to PeronIsmo
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"Peroni cumple, Evita la resaca".
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jueves, 17 de abril de 2008

Huevos Poetas y Gatilleros

Cuando el Copista Calisténico encontró Los Huevos Poetas pudo ver claramente que quien produce estos videos definitivamente tiene que ser del ambiente literario de nuestro regazo telúrico. Si no es así ¿como explicar que, cual diestro artesano del diamante, pudiera tallar lo que a todas luces parece ser la mejor estampa de una lectura de poesía sanjuanera? Seda para los oidos. Todos los detalles están en su justo lugar: Poetas amigos, brazos echados en hombros, algunas copas, poesía por supuesto, una que otra petición especial que sera satisfecha para que se confirme el talento poético del solicitado y, finalmente, los desmanes celebratorios ante la apreciación del trabajo de un "amigo". Todo se vuelve motivo de celebración y aplauso. Si estos videos fueran diagnósticos, el Copista no dudaría en calificar a estos Huevos Gatilleros como el DSM 4 de esa condición terminal a la que llaman poeta. Escuchemos y… Salud.



domingo, 6 de abril de 2008

CASQUILLOS #16 - SINCRET ISMO MINIMO


Durante el 1984 el Museo de Arte Moderno de Nueva York abrió sus puertas al mundo para mostrar la exposición titulada “PRIMITIVISM” In 20th Century Art. Néstor García Canclini en su afamado texto Culturas Híbridas comenta al respecto: "La institución que en las ultimas dos décadas fue la instancia máxima de la legitimación y consagración de las nuevas tendencias, propuso una lectura de los artistas de la modernidad que marcaba, en vez de la autonomía y la innovación, las semejanzas formales de sus obras con piezas antiguas".
Al respecto añade Garcia Canclini sobre las similitudes entre una mujer de Picasso y una máscara kwakiutl, entre las figuras alargadas de Giacometti y otra máscara de Tanzania, Las Máscaras del Temor de Klee y la representación de un dios zuni o el gran parecido entre una cabeza de pájaro de Max Ernst y una máscara tusyan. Los grandes padres de los ismos quedaban al desnudo planteando así la gran interrogante de ¿en que consisten los supuestos ISMOS como vanguardias? En este espacio el Copista Calisténico no pretende contestar tal pregunta, sino que sólo abre el espacio para que el intrigante lector llegue a sus propias conclusiones.
Finalmente, el Copista, en su afán de antropólogo cultural dará evidencia de lo que parece ser una muestra irrefutable como influencia de la raíz africana sobre una escultura de tendencia estética posmoderna que por su estilo, por el momento, el Copista ha decidido adjudicarla a Andy Warhol. De paso el Escriba Advenedizo que funge como mantenedor de este non grato espacio no desaprovecha la oportunidad para dejar un casquillo sobre el suelo como evidencia circunstancial de cierto primitivismo, o más bien, SINCRETISMO incipiente en nuestra consabida "arma cargada de futuro".


Mancala: Juego de origen africano
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Escultura posmoderna adjudicada a Andy Warhol
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Ahora una versión minimalista de las operaciones estéticas antes expuestas.

SincretIsmo Argentino


El Río La Plata
tiene dos orichas.

sábado, 29 de marzo de 2008

CASQUILLOS #15 - LA PITONISA ERRÁTICA



(EL CIGARRITO de Victor Jara por Joan Manuel Serrat)

La pitonisa errática


Encendido el cigarrillo
alguien comentó:
¡que clase de cáncer!
A lo que seguido contesté:
Virgo señora; virgo.

lunes, 24 de marzo de 2008

CASQUILLOS #14 - ¡SALVE, OH POETAS! (2)

CONVOCATORIA DE CASQUILLOS


El Copista se excusa por los días de ausencia y, para enmendar el distanciamiento, trae algunos nuevos Casquillos dedicados, obviamente, al Poetastro. De paso aprovecha la oportunidad para convocar los Gatilleros asiduos a este infame Blog a enviar sus Casquillos. Los mismo seran leídos por el Copista Calisténico y los considerados como los más nocivos e insidiosos serán seleccionados para publicarse en una de las ediciones de GATILLEROS con los respectivos nombres de sus autores. Estos, a su vez, mantendrán todos los derechos que apliquen como autores y propiedad intelectual. Para participar envien sus Casquillos a aventispr@yahoo.com y para los criterios de selección, estética a seguir, temas a desarrollar y extensión de los textos sometidos, refierase a los siguientes Casquillos o a los antes publicados o simplemente haga lo que le de la gana.


Ars(enal) de Casquillos

Todo arte forma parte de lo inútil.
Abraham Moles




Ni palabra exacta
ni pequeños dioses.
Si acaso, fulminantes de avatares
cuando no, casquillos sobre el suelo.




Gadget
(Virtudes del artificio como artefacto)

…gastos inútiles pero legales.
Roland Barthes




Para el poeta la poesía viene a ser
la rasuradora eléctrica
de quien intenta cortarse las venas.




A(S-Z)ar
…no somos augures de nada
[a] Gonzalo Rojas



Abrir el vientre de las palabras
para encontrar las vísceras de las aves.

miércoles, 12 de marzo de 2008

CASQUILLOS #13 - NUEVO MINIMAL ISMO


Ya en una ocasión anterior, El Copista Calisténico, había publicado una serie de Casquillos bajo el título de Mininal Ismos como parte de su gestión por plantear la necesidad de una actitud a la que llama Contra Ismos. Esta vez el Copista trae el Travest-Ismo Literario.


Travest-Ismo literario



La parodia a toda literatura
descansa en que el 'pater'
escriba en lengua materna.

lunes, 3 de marzo de 2008

CASQUILLOS #12 - Ñ con Ñ PIÑATA…

(Arte de: Diego Rivera)

El Copista no puede evitar pensar en una piñata cuando en esta cancioncilla escucha lo de la "zurra de palos". Incluso, curiosamente, tampoco lo puede hacer cuando escucha lo de que "El pobre pelele se quiere morir". Bueno, qué más da, Ñ con Ñ Piñata, Ñ con Ñ Piñón, Ñ con Ñ, golpean de Cañasos al pobre pelele; al Poeta mayor…

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La piñata

"El pelele está malo
¿que le daremos?
Una zurra de palos..."
El canto del pelele

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Asido de una soga al cuello
en péndulo perfecto
el poeta mayor.

sábado, 1 de marzo de 2008

RESEÑA REVISTA LUCIÉRNAGA

(Firma de libros a alumnas del Politécnico Las Caobas en la FIL de Santo Domingo)

Revista Internacional de Comentario de Libros Luciérnaga Número 12, septiembre-diciembre de 2007, Año 5, p. 28-35.

Coordenadas de alteridad en Comunión antropoética, de J.D. Capiello-Ortiz.

Por: Federico Irizarry Natal

Una enigmática imagen de dos manos abiertas palmas arriba sobre un plato de comer, ancho y oscuro; cercado, a su vez, por cubiertos en una mesa correctamente servida constituye la portada del poemario de Jorge David Capiello, titulado significativamente Comunión antropoética. No es ésta una ilustración gratuita ni ingenua; mucho menos un detalle meramente decorativo. Toda imagen fotográfica “es como una cita, una máxima o un proverbio”, ha afirmado Susan Sontag al respecto. De acuerdo con ella, me detengo, entonces, brevemente en la foto de la portada para intentar captar lo que me dice. La misma cifra simbólicamente una instancia de cierto espesor eucarístico que, filtrada ya en el título, ha de cruzar el contenido discursivo de este libro hasta terminar por materializarse en una poderosa matriz de sentido. Esta matriz, connotada tanto en la imagen de la portada como en el título, puede enunciarse de la siguiente manera: la asunción de la palabra poética implica la donación de sí en una radical entrega que apuesta visceralmente por la compenetración con el otro.

Para sostener lo anterior, me baso en la interpretación que Marius Schneider y Juan Eduardo Cirlot han hecho sobre la parte del cuerpo a la que hemos aludido. Para el primero, las manos constituyen “la manifestación corporal del estado interior del ser humano”, pues ellas indican “la actitud del espíritu cuando éste no se manifiesta por la vía acústica”. De ahí que el segundo, en su conocido diccionario, deduzca que las manos sean, en ese sentido, un poderoso símbolo de la voz y del canto.

Las manos de esta imagen -así entendidas- corporizan, por lo tanto, una subjetividad apalabrada que, dispuesta como alimento, sólo ha de encontrar su sentido en el otro tras haberla éste interiorizado (o engullido). La portada artificia, así, la invitación a un ágape, a una comunión de fuerte resonancia ética y humana en que hombre y palabra coincidan finalmente en una mutua y fecunda disolución en el tropo; es decir: en el espacio vital y transfigurador de la poesía. De ahí el feliz neologismo que eficazmente da título a este poemario: Comunión antropoética.

La noción de intersubjetividad profunda a la que aspira este poemario acontece como medida necesaria ante un panorama determinado por la precariedad y el deterioro metafísicos. Esta conciencia del absurdo en que deriva el desamparo y el desarraigo de existir se constata fuertemente en el poema titulado De la náusea al escalofrío, en que el sujeto del texto toma la palabra a manera de un enérgico ajuste de cuentas que, en el fondo, no es más que un radical acto de reconocimiento del sinsentido mismo. El texto dice:

He visto a tus hijos
comer de la basura
y beberse las lágrimas
para luego
reposar en el vacío
de la nada que arrulla
en nanas de olvido.
Ya nada en ti es nuevo.
Sé quién eres
desde el pánico al hastío.
Si esto es lo peor que tienes,
te conozco, Vida;
de la náusea al escalofrío.

Desengaño, aversión, tedio y temblor concurren, en este poema, en función de textualizar el malestar óntico al que hacíamos referencia. No obstante, éstas no son las instancias que terminan por caracterizar el registro último de la voz del sujeto que toma la palabra en este poemario. Ello establece, más bien, el telón de fondo en contra del cual se impondrá una voluntad finalmente reivindicativa, una suerte de gesto instaurador de fundamento que, en su apuesta, arriesga la palabra en favor del alcance del otro.

Poemas como Panes y peces, Pequeños bodigos, Cruzar la línea y ¿Hasta que vuelvas? (la última cena) son textos en que muy particularmente la otredad se erige como la posibilidad de una apertura liberadora ante la trampa de existir. Hago referencia brevemente a Panes y peces, que es el texto inicial del libro. En el mismo, bajo la impronta de un tono evidentemente apelativo, el sujeto lírico enuncia una serie de preguntas reflexivas a manera de detonantes que buscan alertar sobre la importancia de establecer verdaderos lazos intersubjetivos. Todo ello dentro de un marco semántico que connota, mediante una acertada mención de alimentos y de elementos relacionados con la corporeidad, un poderoso espectro afectivo-significativo de hondo carácter cristiano. Cito dos fragmentos:

No sé si le pasa
que de pronto,
en ocasiones,
so(ó)lo,
en ocasiones,
siente el irremediable deseo
de abrirse el pecho;
mojar la punta
de los dedos
en el corazón ya abierto
y pasarlos
por los labios
de un desconocido.
---
(¿) querer
con las propias manos
dar de comer
a cientos,
empujarles
con los dedos
las lágrimas
y hacerles dedos
panes y peces,
y multiplicar las manos,
y con las propias manos
cercenar los brazos
y hacer brazos
panes y peces
y repartirlos (?)

Resalto en este texto el vigoroso deseo por romper con los límites de la individualidad en función de abrirse a otros dentro del marco de una enorme tarea regenerativa y fundacional. Aquí el yo no es concebido como una mera mónada caritativa que, en abstracto, aspira a insuflar un espíritu de solidaridad y de justicia sobre las necesidades de los demás; sino como un cuerpo dinámico y abierto cuya sangre desplegada sobre el cuerpo de otros deriva en la materialización de un complicado gesto de amor que se caracteriza por simultáneos movimientos de anulación y reconstrucción. Éste es un yo que se asume de antemano incompleto y que busca, así, romper con las falsas fronteras de la unidad para concluirse en el espacio del otro a la luz del contexto profundo de un drama multicorporal.

Esta idea se repite en uno de los textos más significativos de este poemario; el que se titula, precisamente, “Cruzar la línea”. Sin embargo, donde mejor se puede constatar es en el poema “Si te digo niña”. En el mismo, el sujeto lírico realiza un verdadero salto contra la fosilización del yo a través de una intensa comunión amatoria. La continua movilidad que caracteriza al sujeto de este poemario consigue alcanzar así, mediante el amor carnal, el instante de una plenitud total al quedar localizado radicalmente en el espacio genérico de la amada. Cito el final del texto:

...he aprendido
a hacer el amor en un beso...
porque podría jurar,
y en esto me apuesto hasta el sexo
y lo digo sin temor a dudas
que fue en tus labios
donde un gran día
donde un grande y glorioso día
aprendí a besar como mujer.

Aprender a besar como mujer -esta “feminización del hombre”, como diría Barthes- no es sólo una expresión cordial y sensible capaz de connotar la vulnerabilidad de este sujeto masculino ante el objeto de su fascinación. Es también, en el poemario, la concreción máxima de este yo en desplazamiento cuya vocación nómade lo ha llevado, más allá de la aspiración de compenetrarse con el otro, a la trascendencia que implica la fundación absoluta de sí en la otredad (y viceversa). “No somos una sustancia homogénea y radicalmente extraña a todo lo que no es uno mismo: yo es otro. Pero los otros también son yos”, ha dicho Todorov al respecto.

Por qué esta apuesta por el otro, se pregunta uno. No creo equivocarme al afirmar que en este poemario la otredad se erige como una puntual instancia de reconstrucción existencial. Si ante el absurdo del mundo, la mismidad y todas las tecnologías del yo no pasan de ser una ilusión fugaz contra el abismo permanente; la alteridad materializa el espacio vital en que una verdad más profunda se genera sobre la base de un encuentro orgánico y dialógico entre varias conciencias. Comunión antropoética es, en ese sentido, un libro que rechaza de forma absoluta y tajante aquel famoso aforismo sartriano que dice cínicamente que “el infierno son los otros”. Más cercanos a Bajtín, estos poemas coinciden con algunos planteamientos del ruso; entre ellos destaco uno de los apuntes de los años 70 que dice: “Todo lo que a mí concierne, llega a mi conciencia .... desde el mundo exterior. (...) Yo me conozco inicialmente a través de otros...”.

Esta (antro)poética de la solidaridad se halla fuertemente hermanada con cierta parte de la tradición de la poesía hispanoamericana. Se descubre alegremente en ella los ecos de la palabra vallejiana; sobre todo de aquella en que el peruano, desde su exilio existencial, asume la poesía como una forma de reterritorializar el sentido en estrecha vinculación con sus semejantes. Imposible, en esa línea, leer Comunión antropoética sin que lleguen a la memoria poemas como “El pan nuestro”, “La cena miserable”, “Los anillos fatigados”, “Un hombre pasa con un pan al hombro” y “”Me viene, hay días, una gana ubérrima”, entre otros. Como en la de Vallejo, en la poesía de Jorge David Capiello hay también un tenso trasfondo cristiano que termina por matizar muchas de las zonas del lenguaje que utiliza, así como termina por influir en la misma visión de mundo que se erige en este libro. Además, muchas de las imágenes importantes sobre las cuales se construye este poemario tiene una fuerte resonancia de alcance vallejiano. Destaco puntualmente, entre todas, la del pan. En ambos poetas el pan se asume como un poderoso símbolo de amor y de vida en un contexto caracterizado por la escasez. Así, de la misma manera en que el sujeto vallejiano daba cuenta de la hora fría en que la tierra trasciende a polvo humano y es tan triste, y en consecuencia quiere hacer pedacitos de pan fresco en el horno de su corazón (según se lee en el poema “El pan nuestro”); el sujeto antropoético desea destazar en versos sus poemas para hacer con ellos pequeños bodigos empanados en harina con el fin de abrigar a quien duerme desposeído bajo esa escalera y cubrir de carne tantos huesos (según se desprende del poema “Pequeños bodigos”). El pan, así entendido, más que alimento es fuerza que mueve a una acción de vida, a la donación de sí ante la necesidad del otro.

Esta (antro)poética de la solidaridad también guarda lazos fraternales con la poesía del puertorriqueño José María Lima. Un imaginario metonímico a raíz del cual se montan muchos de los poemas de Comunión antropoética así lo confirman. Sin embargo, en la escritura de Capiello, donde más patente se hace la influencia de la poesía de Lima es, por un lado, en la presencia de una corporeidad que, al estar ligada de forma orgánica al núcleo duro del lenguaje (la sílaba en la piel), se torna poderosa y visceralmente comunicante, y, por otro, en el despliegue de un ideal humanista de justicia que suele trascender cualquier abanderamiento político. Sobre esto último vale la pena hacer mención del poema “Hasta cuándo”, en el que el autor establece un diálogo con José María Lima en torno de la urgencia por hacer coincidir la acción solidaria con la palabra que ha prometido un futuro distinto y mejor. Primero cito el fragmento que nos importa del texto de Lima, el cual forma parte de “Hacia el olor del pan (poemas de guerra)”; y después cito del poema de Capiello para ponerlos en contraste:

Una gran afirmación, la más bella, avanza recogida en sí misma en hermosa espíral. Lo sentimos en la médula de nuestros huesos, aquellos que por fortuna, deber, desgracia, o todas estas cosas juntas, guardamos el recuerdo de otras médulas que guardaron el recuerdo de otras médulas donde ya presencia – brote – débil comienzo de explosión nacía el maravilloso laberinto de lusombras tantas veces asesinados que hoy nos acecha y al cual nos acercamos sobrecogidos de ese terror compacto y necesario que precede los encuentros felices. Y ya tiene, te lo aseguro Cesar Vallejo, toda paloma asignado su toro, cada toro su España y añado, salvando las distancias, que cada nuez alcanzará su diente. ¿Y el diente? Tienen sello los dientes y los niños de mañana no nacerán sin índice.

Ante este texto, el sujeto antropoético reacciona de la siguiente manera:

Hasta cuándo Molar
inmenso
hermano de los dientes ya reunidos

continuará la sombra atravesando la palabra,
haciendo la tarde de vísceras amuralladas

un cuando sin acento es necesario
y sólo una cosa me incomoda:

para qué mañana
si ahora se hizo tarde (...)
y yo como tú María Lima
quisiera
'para mis ojos luz o sombra'
pero no pienso esperar
a que la uña dicte la hora

Si bien este último texto es elogioso del primero, lo cierto es que por lo mismo no deja de ser ante él algo conflictivo en su deseo de complementación. A la promesa de mañana del de Lima opone tajantemente la acción correctora del ahora. Este ahora, de acuerdo con lo aludido en un principio, en realidad es un todavía -muy vallejiano, por cierto- que requiere, más que señalamientos de buena voluntad o augurios, una palabra indisolublemente ligada al peso del verdadero acto solidario con el otro. En ese sentido, la (antro)poética de Capiello no es solamente una poética de la solidaridad; es ante todo una poética de la urgencia.

Quiero terminar esta presentación aludiendo brevemente a un aspecto de suma importancia en este poemario. Aspecto que requeriría de una lectura detenida y profunda en algún otro momento. Me refiero, específicamente, a la presencia de una dimensión metapoética en este libro. La misma radica en una poderosa reflexión sobre el lenguaje, sobre todo el lenguaje, siempre problemático, de la poesía.

El sujeto antropoético sabe -en plena refutación a Hölderlin- que la poesía no es “la más inocente de todas las ocupaciones”; que el juego de palabras sobre el cual se construye el poema no es un juego gratuito, sino comprometedoramente serio. De ahí, según se dice en uno de sus poemas, que “del verso al verso extiend(a) un puerto /un puente, (y) más que puente, (un) cordón umbilical / unido a la placenta que placenteramente conecta / discurso y susto al dolor de no ser”. Extender un puente o un cordón umbilical a través del verso es una forma también de decir que el lenguaje está roto, que entre la palabra y la realidad hay una grieta sobre la cual finalmente urge un drástico proceso de suturación. La toma de la palabra por parte de este sujeto es, en ese sentido, una medida de acción en contra de ese vacío. Por un lado, su palabra denuncia y expone el drama de dicha ruptura y, por otro, su discurso poético, de forma más radical, aspira a materializarse como una potencial instancia de reconstrucción. El asunto, no obstante, no es nada fácil. Con Žižek sabemos que “la palabra es el asesinato de una cosa, no sólo en el sentido elemental de implicar su ausencia -(pues) al darle nombre, la tratamos como ausente (...)- sino, sobre todo, en el de su disección radical”. Esto último, en la medida en que “la palabra descuartiza a la cosa, la arranca de su fijación en su contexto concreto”, según especifica el esloveno en uno de sus ensayos sobre psicoanálisis y cine. Reconstruir por medio del discurso poético debe implicar, por lo tanto, no sólo hacer presente por fin a la cosa en la palabra, sino también atarla de forma verdaderamente orgánica al contexto concreto de donde ha sido desvinculada. Reconstruir por medio del discurso poético es, así, la (re)instauración de una palabra encarnada; de un enunciado recuperado de un ámbito fatalmente desfamiliarizado y desfamiliarizante en función de restablecer el diálogo esencial entre el hombre y el mundo (es decir: entre el hombre y lo otro) a través de una comunión profunda -tal y como reza el título de este poemario- sobre la base de una lengua plena, completa y viva.

lunes, 25 de febrero de 2008

CASQUILLOS #11 - ¡SALVE, OH POETAS!


En lo sucesivo, El Copista Calisténico, retoma lo que en principio constituye el norte de este espacio. Los consabidos Casquillos, como muchos podrán sospechar, no son más que un desenfadado contra “preaching” a aquel sermón celayesco de la poesía como un “arma cargada de futuro”. En los Casquillos lo que queda sobre el suelo no es sino los fragmentos de un espejo al negativo donde se observa a contrapelo quien ha tenido, más que por virtud, por defecto, la lúcida ingenuidad de vestir los trapos del poeta. “Canto y canto, y cantando más allá de mis penas personales, me ensancho”, dice Celaya. Tanto se ensancha que más adelante replica, “Tal es mi poesía”. “Tal es, arma cargada de futuro expansivo, con que te apunto al pecho”. Curiosamente se nos apunta al pecho con una poesía que “No es una poesía gota a gota pensada. No es un bello producto. No es un fruto perfecto”. Aún así, en aquel “mi poesía”, resuena disonante el vate aquel del producto no bello y el fruto no perfecto. Cierto gesto por diluir la poesía como culturema asumido dentro de un ámbito elevado o de elite transluce de estos versos pero el vate laureado se traiciona a sí mismo.

Igual pasa con la aparición de la antipoesía. En los Poemas y Antipoemas de Huidobro se asoma una vez más la posibilidad de la antipoesía como parte de ese “futuro expansivo”; más que nada, se retoma la propuesta del posible “me ensancho”. En otras palabras, no se trata de encontrar la antipoesía, sino, el antipoeta. El resultado: una vez más el cincel es derrotado por el peso de los laureles. En “Advertencia al lector” el poeta dice:

Según los doctores de la ley este libro no debiera publicarse:
La palabra arcoiris no aparece en el en ninguna parte,
Menos aun la palabra dolor,
La palabra Torcuato.
Mesas y sillas si que figuran a granel,
¡Ataúdes! ¡útiles de escritorio!
Lo que me llena de orgullo
Porque, a mi modo de ver, el cielo se esta cayendo en pedazos.


Bonito todo el asunto, diría el Copista, salvo por un detallito. Parece ser que la advertencia al lector no se encuentra en el desmoronamiento de los cielos. La verdadera advertencia está en algunos versos que más adelante nos confiesan:

Cuidado, yo no desprestigio nada
O, mejor dicho, yo exalto mi punto de vista,
Me vanaglorio de mis limitaciones
Pongo por los cielos mis creaciones.

Para todos esos CREADORES; elevados poetas de la exaltación y la vanagloria, los Casquillos del Copista.


Infortunado narratario


Soy de esos geniales poetas
que escriben para ellos mismos.



Artífices


La muerte traza con su dedo
la línea entre escritores
y quienes hacen arte.
Los primeros, escriben
los segundos, todavía se leen.



Artífices II
Escribir es construir, a través
del texto, el propio modelo de lector.
Umberto Eco


Hay quien escribe para si mismo
y hay quien escribe para ser leído
pero hay quien logra escribir
para que otros quieran leerlo.



¡Pst…! ¡Poetas!


Las opciones son:
ser un pequeño dios
o un grandísimo demonio.



Antaño y hogaño


De los poetas de antaño
los laureles y las ramas de olivo
hogaño
las buenas ensaladas.



Poetas


Diáspora de Babel.



Gloria en las alturas (que acá abajo estamos chilling)


¡Salve! ¡Oh, Poeta!
Si a la gloria plugó
legar tu obra al mundo
¿será menester que muramos?

viernes, 8 de febrero de 2008

Efraín Huerta - Gatillero #4

En su que(no)hacer de paleontólogo literario, a demás de Cálico Electrónico, el Copista Calisténico ha encontrado otros poetas minimalistas que abonan interesantes fósiles a la colección de micro poesía que en este infame blog se exhiben. Esta vez engalanan el museo (es decir: el mausoleo de las musas) una selección de 5 POEmÍNIMOS del poeta mexicano Efraín Huerta (1914-1982), ilustrados por el artista iraní Seyed Alireza Meraji.





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Tomado de: http://www.agseso.com/interiores/poeminimos/poeminimos_1.htm

lunes, 4 de febrero de 2008

CASQUILLOS #10 - FLECHAS PERDIDAS

El Copista Calisténico, dada la temporada que se avecina, desea revelar algunos Casquillos que funcionan a manera de “mantras” para evitar las lesiones debido a flechas perdidas por un charlatán que responde al nombre de Cupido. Sírvase pues copiar estos pequeños conjuros y colocarlos en su cartera, bajo su almohada y, si es posible, reproducir el que mejor le parezca en la palma de su mano. De manera que, si se encontrara en la posición de intercambiar algún tipo de fluido como parte de las taras rutinarias en este tipo de oficios, tenga siempre uno a la mano.


Para no perderlas


De ti tengo tan buenas memorias
que, en ellas, en ocasiones te sustituyo por otras
para no perderlas.



Van Gogh revisited
Yo vi / a Van Gogh / dando
gritos / con el pincel a cuestas.
Arturo Gómez Costa


¿De que te quejas, Van Gogh?
A ti te rechazaron
yo casi desposo a una…
y aún estos versos no tienen
la gracia de Los Girasoles.



Van Gogh twice


Que estupideces haces Van Gogh:
enviar tu oreja a la mujer amada.
Ahora tendrás que escucharla
cuando esté en los brazos de otro.



Te sacarán los ojos


Todo acto de amor
no tan en el fondo
es una potencial
crianza de cuervos.



Soltero y certero


Que incierto es el futuro
de una relación que no acaba.



Los votos


Hasta que la muerte…
…no(s) se – pare.

jueves, 24 de enero de 2008

CASQUILLOS #9 - ANTROPOQUILLOS

(Libros Agonizantes)

De entre algunas boberías garabateadas en un libro titulado Comunión Antopoética, por un tal Jorge David Capiello-Ortiz, el Copista Calisténico ha tenido la consideración de rescatar unos poemillas que bien pudieran hacer las veces de "casi logrados" casquillos. Disfruten pues, o sufran, de estos Casquillos Antropoéticos. O más bien, Antropoquillos.


Amante ilustrado
a Lidialy Rosario
.
.
Lo admito.
Es cierto.
Toda acción de la palabra
constituye una ostentación al poder.
Y así, vulgar y descaradamente te amo;
sin importarme tu consentimiento.



Al pie de la letra


La poesía erótica
sólo cobra sentido
cuando contigo se vive el verso,
al ras de la tinta.



Sobre tu piel
a Valerie Febres
.
.
Sin dejar de ser honesto
un poeta no siempre escribe sobre lo que siente,
sino sobre lo que quiere sentir.
Por eso hoy más que nunca
escribo sobre tu piel.



NO3
.
.
Tú radical libre.
Tú elemento inestable.
Yo…
(ni)trato.

miércoles, 23 de enero de 2008

Vladimir Maïakovski - Gatillero #3


El Copista Calisténico, no de entre todas sus influencias, sino de entre sus influencias todas, trae a la atención del intrigante lector uno de los poetas que durante algún tiempo se ha convertido en lectura de necesidad. Es decir: en lectura de compañía para esos momentos en que el Copista visita el trono desde donde la voz del interior encuentra verdadera resonancia escatológica. Así La Nube en Pantalones no sólo porta en si la extrañeza que evoca el pasar de lo mundanal a lo sublime, sino la promesa de algunas ráfagas de viento, aguaceros dispersos y quien sabe si hasta variadas aunque no muy leves tronadas. Si la literatura debe, en el más ideal de los casos, ocuparse de todas las instancias del devenir humano, prepárese una mixta, asuma la actitud del ritual y a detonar se a dicho gatilleros. Eso si, no olvide “flochear” los casquillos.


La Nube en Pantalones
.
(PRÓLOGO)
.
.
A esos pensamientos
que sueñan sobre sus sesos reblandecidos
como un gordo lacayo sobre un sofá grasiento
quiero irritarlos
con un jirón sangriento de mi corazón,
me burlaré hasta hartarme, mordaz y atrevido.
.
¡No tengo en el alma ni una sola cana
ni en mis años hay ternura senil!
Ensordeciendo al mundo con el poder de mi voz
y con veintidós años
camino enhiesto, hermoso.
.
¡Ustedes los delicados
sobre tiernos violines recuestan el amor!
Los rudos, sobre timbales.
Si creen poder, prueben hacer como yo,
volverse del revés como un guante y ser todo labios.
Vengan y aprendan.
.
Vengan damas pulidas
desde sus salas envueltas en sedas y batistas
y también la que en silencio hojea sus labios humedecidos
como cocineras un libro de recetas:
¡dejen ya esa decencia de ligas angelicales!
.
Si quieren
comeré carne hasta ponerme rabioso
-y, como el cielo, mudaré de tonos-;
si quieren
seré impecablemente tierno:
no un hombre,
sino una nube en pantalones.
.
En el mundo no existe una Niza florida.
Hoy glorifico de nuevo
a hombres cansados como un hospital,
y a mujeres manoseadas como un refrán.

lunes, 14 de enero de 2008

CASQUEER #8 - ♪♪ I'M COMING OUT ♪♪



Indistintivamente de cuales sean las creencias religiosas del Copista Calisténico, las cuestiones de creencias deben ser cuestiones de creencias y las cuestiones de derechos deben permanecer como cuestiones de derechos. La división entre iglesia y estado también tiene un fundamento teológico y bíblico-escritural. Dicho fundamento fue instituido por el mismo Cristo cuando dijo: “al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Qué tal si mañana la libertad de culto fuera una cuestión constitucional a ser debatida por la estúpida mayoría.
.
.
A gender studies issue


Soy una lesbiana
atrapada en cuerpo de hombre.



Selección múltiple


O A. Catulo
O B. Kavafis
O C. Wilde
O D. Lorca
Ø E. Todas las anteriores



Propiedad conmutativa de la poesía

a Pablo Neruda


Sucede que…
¿…no se cansa de ser mujer?

.

Try it now

.
Try our new Mc (G)BLT
"I,m loving it".

miércoles, 9 de enero de 2008

CASQUILLOS #7 - HOMENAJE A VALDÉS

Foto: Alberto Monteagudo - Huevos Tuberlek (Arca perdida)

¡Soneto mis huevos!

a Esteban Valdés


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lunes, 7 de enero de 2008

Yvan Silén - Gatillero #2

El Copista Calisténico, bajo la etiqueta de “Gatilleros”, ha decidido publicar algunos poetas que, si bien pueden o no entender que la mayor expresión de libertad se encuentra en el ejercicio siempre calisténico de la palabra, al menos luego de ingenuas pretensiones de supeditar la poesía al servilismo utilitario que tanto denunció Heidegger, al igual que Maïakovski, en algún memento han tenido la lucidez de decir como el gatillero Silén: “Siempre apuesto mis palabras a la muerte y siempre apuesto la muerte a mis palabras”.


¡César Vallejo (no) ha muerto todavía!


"Todos mis huesos son ajenos..."
César Vallejo



¿Qué puedo decirte, "compañero",
de la kuchara de Vallejo?
Si todos se alimentan
ojo a lengua y lengua a ojo,
del que moría poco de la nada, y
del que moría jodido de la vida...

Y hoy no sé, tampoco o breve,
si grito quevedamente
con los cojones en la mano
para celebrar
esa lluvia de París
que cae
sobre los ojos de Vallejo,
o sobre los cholos que lo copian
cabal y subversivamente.

Hay que tener cojones, Vallejo,
para no morirse de memoria.
Hay que tener la risa amarga
para reírse con la risa de la madre.

Hoy he venido poco, como tú,
a darte de amor y con mi puerta en tus narices.
Porque hace frío en Nueva York
como si arrastrara el frío de tu muerte
y sintiera un miedo,
que es tristeza de Dios,
en los orgasmos.

Hoy han robado tus poemas
en los simposios de Platón,
y han robado tu bicho-de-Pan
contra el corazón de tu horno asesinado.
Y hoy te roban el ladrón
qu'escupe café por su colmillo.
Hoy ha muerto tu gallina
debajo de tu abrazo incompleto
en do rayuelas la muerte un poco
contra el nombre que te hurtaron
debajo de los panes del Banquete...

Tanta estupidez, Vallejo,
para celebrar tu nombre
no cabe en tu kuchara muerta.
Porque la oligarquía que te nombra
PUTAMENTE en los poetas de
la "patria"
sabe a mierda
y a tristeza
(cuando Dios excreta del mástil
enamorado parisianamente de tu alma)...

No te rindas, compañero, de reírte,
ni caigas con la basura d'España,
ni en los zafacones del exilio de USA te sumerjas
demokráticamente solo,
porque todavía soy tu compañero rojo
a la diestra del Padre almidonado.

Todavía espero velar, César Vallejo,
la sonrisa de tu madre sucesiva...

II

Porque hay que tener cojones, Vallejito,
para morirse cabronamente con la muerte de los dioses...
No te rindas ni te
mueras todavía bebiendo
tu té verde
junto al Sena...

Y yo te alcanzaré
el día menos prestado, y
orinaremos, ¡qué más da!, orinaremos,
los retratos de tu nombre y de mi nombre.

Hay que tener cojones, César Vallejo,
para no morirse con Dios
de esta manera...

III

Calcomaníate, mastúrbate y
embadúrnate de semen para que
nadie pueda sodomizar tu nombre y
manosear tu glande. Aunque te den con una sombra

dura, con un espejo te den, con una lupa,
y con la aguja del Señor trasteen tu
falo de Dios en busca de una mosca. Y
soy, con esta vida y estos tuétanos,

el día que nos ronda exilado en los otoños.
Soy el de la praxis antikanteana, o el Esquizo
que vino a traerte tu columpio roto.

Y te veo pasar en mi sillón como
a la muerte sonreída que vende
tus huesos en el estanque de Narciso...

IV

Tatúate el bicho, Vallejo, con la espina florida
de una rosa que muere debajo de las lluvias
inundadas de tu nombre (ante que'l kosmos
se precipite incendiado sobre el cielo).

Apocalípsate, hermano, y golea tus versos
contra la malla del Leteo. Hoy que has muerto
poco como yo en esta sopa. Hoy que he muerto
poco en tu suicidio de Jesús con tantos huesos (sobre

el cielo de Irak esta mañana). Penúmbrate
en la calumnia de mi nombre, compañero, para que
no puedan (ni en París ni en Lima ni en San Juan) "cogerte" con

el lenguaje de la mierda. Penúmbrate
(de doctos, de poetas y buscones) para que
no puedan recogerte vivo debajo de los muertos...

*****

4 d'enero del 2008
Nueva York
©yvansilen

jueves, 3 de enero de 2008

EL QUINTO PISO DE EL SÓTANO 00931

EL SÓTANO 00931 - AÑO V, VOL, I


El Copista Calisténico cuenta, recuenta y da cuenta de que antes de una secta siempre hay una quinta. Así que, como parte de sus Gestos Inútiles, trae a la atención del "Hipócrita Lector" un grupo que ni ladra ni muerde; simplemente, escribe. ¿De qué habla? Pues de nada menos digno de atención y carente de importancia que del Colectivo Literario El Sótano 00931. Estos, en su constante tropezar, luego de graffitear “sin vergüenza, sin remordimiento ni miedo”, “sin intereses elevados o créditos bancarios”(ES#1), luego de negarse a manifestar luz y declarar que no les interesa “clonar Layos, como tampoco […] sos-Layar a nadie” (ES#2), luego de complicar más “los hilos en la edificación del recinto” y hacer del sótano “una trampa cada día más eficaz” (ES#3) para finalmente comprender que “no han sido los dioses los que han donado la palabra, sino sus taberneros” (ES#4), esta vez abren la puerta de su nuevo número como una invitación a “ac-ceder” para decirle al lector que, “Ya que esta espiándonos, adelante, por favor. Dé el primer paso. Es la quinta vez que lo hacemos en publico” (ES#5).

¿Fe de ratas?, obvio. Entre ellas el Escriba Advenedizo identifica desde las ratas más viejas como Carlos Cana, David Capiello, Robert Jara (Perú), Zuleika Pagán y John Torres hasta la aparición, como de costumbre, de algunas ratas foráneas. Entre estas últimas se encuentran: María Eugenia Caseiro (Cuba), Ileana Garma (México), Sergio Manganelli (Argentina), Francisco Vacas (España), Rey Andújar (República Dominicana), Jorge Carrasco (Chile), Adán Echeverría (Mexico), Reyna Hernández Haro (México) y Andreu Navarra Ordoño (España).

Por lo demás esta entrega muestra una mejor impresión y el doble de cuentos, ensayos y poesía que los números anteriores. Pero no dice más el Copista y aquí les pasa la nómina entera del quinto piso del Sótano.

Poesía
o Janette Becerra
o Carlos Esteban Cana
o Jorge David Capiello Ortiz
o Ángel Dario Carrero
o María Eugenia Caseiro
o Yarisa (Asiray) Colón Torres
o Ileana Garma
o Karlo Ibarra
o Robert Jara Vélez
o Sergio Manganelli
o Neftalí Nuñez
o Zuleika Pagán
o John Torres
o Francisco Vacas
o Xavier Valcárcel

Cuento
o Rey Andújar
o Jorge Carrasco
o María Eugenia Caseiro
o Adán Echeverría
o José Liboy
o José Ríos Robles
o Karen Sevilla

Ensayo
o Reyna Hernández Haro
o María Teresa Miranda
o Andreu Navarra Ordoño
o Alfredo Villanueva Collado