viernes, 14 de diciembre de 2007

AVENTIS #1 - La nota al calce

Este cuento recibió, como premio de consolación, una mención honorífica en el Certamen de Cuento El Nuevo Día 2004 y fue publicado en el suplemento La Revista el domingo 10 de septiembre de 2006, p. 37.

(Manos Dibujando original de M.C. Escher, edición de J.D. Capiello)


La nota al calce 1

Por: Andy Reef


Siento como me van creando
Niebla- Miguel de Unamuno


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1 El lingüista américo-sueco Andrea Girard Riefkohl, nacido en Munich el 15 de mayo de 1913, y también conocido por la crítica y algunos especialistas como Andrew Riefkohl, según el último informe de la División de Archivos e Investigaciones Históricas del International Modern Languages Institute, fue reconocido póstumamente durante el día de ayer en la convención que se celebra anualmente por dicha entidad como quien creó e implantó el uso de La nota al calce en su formato, tal como se conoce dentro de la investigación moderna. En esta actividad, se presentaron manuscritos cedidos por la viuda del afamado investigador que muestran claramente el inicio de lo que en nuestros días ha pasado a ser parte importante a efectos de dar referencias, complementar y puntualizar información más detalladamente o simplemente hacer apartados sobre aspectos múltiples que no sean desarrollados con detenimiento en el texto medular de una investigación.
Engel Spievak junto a Georg Szczerbiak, dos de los allegados y colaboradores más cercanos al doctor Riefkohl, fueron quienes tuvieron a su cargo las dos ponencias magistrales de la jornada. Szczerbiak, respetado semiólogo quien había sido su discípulo en la década de los ’60, tuvo la encomienda del cierre a lo que dedicó aproximadamente cuarenta y cinco minutos de interesante charla. Entre algunos de los temas más sobresalientes de su exposición estuvieron: el respeto alcanzado gracias a la pertinencia de las investigaciones del lingüista, la responsabilidad intelectual y el compromiso académico de éste, además, la tan esperada discusión sobre los planteamientos de Riefkohl por lograr investigaciones que estuvieran cada vez mejor documentadas.1 La charla no sólo fue acompañada con los ya controversiales y tan conocidos comentarios de Szczerbiak, sino que la misma también contó con proyecciones en formato Power Point de algunos de los manuscritos del Dr. Riefkohl. En estos se hacía notable la compulsión con la que aparecían continuos apuntes al pie de página, enumerados en la mayoría de las ocasiones con números naturales y en otras menos recurrentes con letras o incluso en alfabeto griego. También se observan textos donde los apuntes o notas al calce superan en cantidad considerable el texto medular de muchas de las investigaciones llegando incluso a ocupar más de la mitad de página.
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1 Un sector considerable de la concurrencia en desacuerdo con algunas de las posturas de Szczerbiak, durante un conversatorio subsiguiente a la plenaria, hizo declaraciones sobre la absurda pretensión de Riefkohl de hacer del ejercicio investigativo un record fehaciente e incuestionable. Esta práctica, según muestran muchos de los documentos presentados, hacía de los trabajos de Riefkohl una suerte de enfermizos catálogos enciclopédicos que, más que hablar de su erudición, documentaban un desorden de carácter maniaco compulsivo por lograr capturar la verdad.1
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1 Sobre este punto, tanto Szczerbiak como Spievak, parecen querer mostrar de alguna manera que Riefkohl, con su metodología investigativa, planteaba que la realidad podía ser construida a modo de sofismos a partir de una serie de operaciones investigativo-discursivas. Entre éstas, se retoma el concepto de “scopus” (propósito), tomado de Gadamer; donde el contexto desde donde se habla, constituye la base y presupuesto bajo los cuales debe ser entendido un texto. Por ejemplo, los textos sagrados deberían ser aceptados desde el espacio de la fe, lo que él llama “la promesa”, de donde adquieren su carácter de verdad: “Esa afirmación realizable que la palabra como promesa encuentra, en la admisión de la fe, hace cierta la promesa y verdadera en cuanto no miente. Pues si bien la promesa no ha sido corroborada o constatada respecto a su término esto no la hace falsa. La promesa lleva en ella lo posible, encierra en sí lo probable, lo llevadero a término [...]” (Szczerbiak, De lo probable, Hatherleigh Press, 1997, p. 237).
Como homenaje póstumo,1 Engel Spievak, en uno de sus libros dedicados a la obra de Riefkohl, discute otra de las dinámicas. Éste comenta: “La realidad se ve sobrepasada, quedando un aire de satisfacción sobre aspectos en los que la naturaleza la niega, pero sin que la posibilidad por la que se ha visto sobrepasada constituya en manera alguna un acto de mentira o falsedad.” (Spievak, Ficciones Empíricas, Ed. Paidós, 2002, p. 189). Con esto último, Spievak plantea que Riefkohl en sus escritos no intentaba plasmar la realidad tan compleja y detallada como ésta pueda ser, sino que, lo que intentaba era mostrar cómo la misma era modelada en la medida en que cada nota al calce daba una versión (ampliada diría él) de la realidad que superaba o sobrepasaba la versión anterior sin falsearla o contradecirla.
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1 Este homenaje póstumo se da como parte de un acelerado proceso de publicación por rescatar la obra del desaparecido lingüista Andrew Riefkohl y de quien a dos años de su accidente aéreo no se ha tenido noticia alguna. Algunos especulan que el investigador alemán continúa vivo pues sus restos no han sido encontrados. Por otra parte, durante los últimos meses, a raíz de la última convención del International Modern Languages Institute, en Luxemburgo fueron hallados una serie de manuscritos adjudicados al Dr. Riefkohl. En estos tanto la estructura como el estilo hacen un tanto dificultosa la investigación. Los marcadores de tiempo en dichos textos parecen ser el producto de una redacción en presente constante como parte de un accidentado e interrumpido proceso de escritura por lo que determinar el momento exacto en que fueron escritos es prácticamente imposible. Sólo podría decirse con seguridad que "están siendo escritos en ahora".
En cuanto a estructura, los textos siguen mostrando, aunque con ligeras variaciones, la tendencia por hacer de las notas al calce un texto que más que apoyar o autorizar el texto medular son el texto medular y a la vez parte de él. Durante los últimos años de “Rief”,1 como le
llamaban sus colegas más allegados, éste fue visto en su pequeña oficina de la Universidad de Munich durante largas horas y bajo luz tenue, rodeado de amarillentos y carcomidos papeles anotando sus textos con alfabeto griego pues, según él, este sistema gozaba de una uni(ci)dad orgánica de la que carecían los números. Explicaba Andrew que los números, a pesar de tener una proyección ad infinitum, cada uno de éstos tiene un valor absoluto independiente de los demás. En el caso de las letras, por su dualidad fonal y gráfica, aunque cada una de éstas tiene un valor determinado siempre remiten a otras y a otros significados dentro de un sistema que se amplia conservando tanto lo que la hace idéntica como lo que la identifica. Viejos textos fueron revisados y anotados llegando a ser palabras en griego las que enumeraban sus notas al calce. Incluso en escritos en los que apareciera una palabra griega como enumeración, y que se repitiera en otro texto, se complementaban pues aunque no tocasen temas relacionados una no contradecía la otra. Como era de esperarse este sistema tuvo severas críticas.
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1 Andrew Riefkohl abandonó su proyecto y en varias ocasiones fue escuchado comentando entre algunos de sus colegas la necesidad de retirarse por algún tiempo porque estaba trabajando en algunas nuevas ideas, pero ya no sobre la nota al calce sino sobre el texto.1
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1 Para detalles refiérase a la única nota al calce que acompaña este trabajo.

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