Por: Jorge David Capiello-Ortiz
Con mi regreso a la
Sociedad Numismática de Puerto Rico, luego de casi veinte años, encuentro nuevas caras, nuevas amistades y una
nueva familia. Lo que no encuentro es una Sociedad Numismática distinta, renovada, y contrario
a lo que muchos pudieran pensar, el que no haya cambiado mucho, para nada debe
tomarse como algo alentador.
Uno de los síntomas
que me llevan a tal conclusión lo es la manera en que se sigue coleccionando aún
hoy, después de veinte años. Todavía hoy seguimos pensando que una medalla o
una placa no pueda alcanzar el valor histórico de un token de comerciante o el
de una ficha o ril de hacienda. Aplicamos indistintamente criterios estéticos o
de valor de compraventa a objetos de valor histórico y antropológico echando a
un lado todo cuanto la numismática y la exonumia tienen de ciencia para
reducirla así a un ejercicio puramente de inversión y acumulación o, en el peor
de lo casos, en una cuestión tan arbitraria como el gusto.
A la luz de tal
razonamiento pudiera decirse que un token como los de Guillermo Bernat de
Adjunta son feos o aburridos. Lo mismo pudiera decirse de los de Juanita de
Yauco, los de Tabonuco, Piedra Redonda o los de Ramón Valdés. Y de los de Ysabel Larracuentes ni se diga. Aún
así, todavía hoy insisto en darles una oportunidad a las placas o chapas de
obrero para reivindicar la importancia de su estudio y el gran aporte que hacen
estos “desabridos” objetos a nuestra historia como nación.
Esta foto es cortesía de un lector, August J. Maslowski, de Ohio.
Tomada por un soldado de U.S. Army's Airways Communication
System Unit estacionado en Losey Field (actual Camp Fort Allen)
de Juana Díaz en 1942.
Tomada por un soldado de U.S. Army's Airways Communication
System Unit estacionado en Losey Field (actual Camp Fort Allen)
de Juana Díaz en 1942.
Movido precisamente
por tal espíritu reivindicador, no hace mucho, llamó la atención de este
servidor la manera en que no sólo se habla de las placas, sino incluso cómo se
les describe o documenta para algo tan de todos los días como una venta. Para
dar un ejemplo, una de las placas más manoseadas y aparentemente común dentro
de las colecciones, la placa de la Central Mercedita (archilla po-23a), era documentada para subasta de la
siguiente manera:
Dominican Republic & Puerto Rico N.D. Boca Chica - Mercedita
Workers Tag.
dominican
republic - puerto rico non-dated "workers tag."
these
uniface tags were used in company facilities in both countries as identified on
the tag. central bocachica was and is to this day, located in the town of boca
chica on the south east coast of the dominican republic.
the
tag was also used by the central mercedita, p.r.a.s. refinery and p. r.
distilleries, all located in puerto rico. this example has sharp, incuse detail
and claims to traces of luster beneath light multicolor toning. brass, 32 x 39
mm. scarce. archilla po-23a.[1]
Por lo
pronto puedo decir que espero que ningún hermano coleccionista de la Republica
Dominicana haya comprado la pieza. Quien subasta la pieza no hace más que pasar
de disparate en disparate dejando a su paso una cadena de información
equivocada y confusión.
Uno de
los problemas existentes con respecto a esta Placa de Obrero de la Central
Mercedita es que, a diferencia de la más antigua[2]
en conocimiento utilizada por los Serrallés, en la misma se añaden tres
inscripciones que leen: C.BOCACHICA (Central Boca Chica), P.R.A.S.REF’Y (Puerto
Rico American Refinery) y P.R.A.DEST’IES (sic) (Puerto Rico American
Destilleries). Tanto la Destilería como la Refinería han sido ampliamente
documentadas y conocidas pero no es el caso de la Central Boca Chica a la que
se alude en la otra inscripción. Incluso en el libro “Apuntes Numismáticos de
Ponce”, de Erol Díaz Maldonado, aunque detalla minuciosamente varias piezas de
Ponce no atiende este problema que hasta el momento siempre ha sido dejado de
lado o simplemente adjudicado erróneamente a la Central Boca Chica en Santo
Domingo.
la Puerto Rico American Distilleries de Ponce.
Para
empezar, la forma en que se pondera la Republica Dominicana como parte de la
historia tras la pieza, no puede ser más desacertada. Según descrita por quien
subastaba la pieza en cuestión, ésta “fue usada en las facilidades de ambos países según se identifica en la
placa” (“were used in company facilities in both countries as identified on the tag”), cuando en realidad la placa nada tiene que ver con la Republica
Dominicana. Adicional a esto, la manera en que se presenta la relación de la
placa con respecto a Puerto Rico (“the
tag was also used by the central
mercedita”) es casi como la de un añadido lo que deja la impresión de
que el uso principal de la pieza fuera originalmente destinado a la Central
Boca Chica de la República Dominicana que supuestamente se identifica en ella,
lo cual también es un error.
Como podemos ver, y todavía hoy suele hacerse, mucho coleccionista
adjudica el uso de esta placa indistintamente a Puerto Rico y Santo Domingo por
leer en su inscripción "C. BOCACHICA" (Central Boca Chica) pensando
que esto refiere a la "Central Boca Chica" de Santo Domingo,
específicamente ubicada en Distrito Nacional. Por otra parte, la escritora Rosario Ferré en la reciente publicación de sus "Memorias", refiriéndose a uno de los choferes que tenía la familia Ferré Ramírez de Arellano en su casa de la Alhambra en Ponce recuerda que: "Carmelo Bocachica había nacido en la Central Bocachica, que quedaba cerca de Santa Isabel".[3] Muy poca gente conoce que la
central a la que se refiere la placa es a la que se
localizaba en el "Barrio Capitanejo" de Juana Díaz y que fue fundada por Don Damián Morel Interest (español) en el 1903. En el 1928 fue afectada por el Huracán San Felipe. Su mayor producción fue registrada en el 1938 con 25,155 toneladas de azúcar. Para 1946 es adquirida mediante compra por la Sucesión Serralles Wirshing bajo el nombre corporativo de “Wirshing & Co”. y deja de operar para finalmente, en el 1950, ser desmantelada y vendida a México.[4]
Tomado
de Rodríguez Archives ©,
Archivo Histórico y Fotográfico de Puerto Rico, en: http://www.flickr.com/photos/fredandrebecca/4710071230/lightbox/
Archivo Histórico y Fotográfico de Puerto Rico, en: http://www.flickr.com/photos/fredandrebecca/4710071230/lightbox/
Capitanejo colinda con terrenos de Mercedita, Aguilita, La Cuarta y Coto
Laurel y sus comunidades son: Pastillo, Singapur, Serrano (donde también hubo
un ingenio azucarero, desaparecido) Galicia, Arús y Manzanilla. En esta región operaba
hace varios años, la desaparecida "Central Boca Chica". De hecho, este barrio es el de mayor densidad poblacional del Municipio de Juana Díaz y al que pertenece una tercera parte de su costa más cercana a Ponce. Por si fuera poco, aún queda de nuestra toponimia el nombre del “Río Cañas” de dicho sector como evidencia de aquellos años en que la caña de Mercedita, Fortuna (administrada por Saurí - Subirá & Co.) y Boca Chica parecían ser parte de una misma pieza de caña.
Todavía
hoy ambas familias (los Wirshing y los Serrallés) continúan relaciones
corporativas bajo el nombre "Boca Chica Farms Inc.", una corporación
registrada como una “Domestic
Profit Corporation” bajo la Oficina del Departamento de Estado de Florida.
Sus oficiales activos al
día 17 de mayo de 2012[5]
incluye a: P.J. Serrallés Jr. (Director y Presidente de Boca Chica Farms Inc),
Armando O. Wirshing (Tesorero y Director de Boca Chica Farms Inc), Juan E.
Serralés III (Secretario y Director de Boca Chica Farms Inc) y Eugene W.
McNally (Vice Presidente y Director de Boca Chica Farms Inc).[6]
Una vez
dicho todo lo anterior, y retomando la digresión sobre lo “aburrido” de
coleccionar placas, parecería que todavía queda mucho por decir de estos
objetos aparentemente arto conocidos. Lo aburrido o no de las mismas, más que
una cualidad del objeto, ahora aparece ante nosotros como lo interesante de una
historia quizás desconocida hasta el momento (o tal vez ignorada por los años)
y una puerta abierta para la investigación de nuestro patrimonio nacional. De
manera que el aburrimiento de coleccionar placas no es otra cosa sino una injusta
proyección de nuestro tedio y falta de compromiso o tal vez responsabilidad
intelectual por hacer que estos objetos cobren el esplendor de toda la historia
que cargan en su falta de estética y aparente simpleza.
[1] http://www.ebay.com/itm/Dominican-Republic-Puerto-Rico-N-D-Boca-Chica-Mercedita-Workers-Tag-/200713241838
[2] Díaz Maldonado, Erol. Apuntes numismáticos de Ponce. Editorial Surco y Semilla: Ponce / Puerto Rico, 2003, pág. 31.
[3] Ferré, Rosario. Memorias. Ediciones Callejón: San Juan / Puerto Rico, 2012, pág. 68.
[4] Parte de esta información fue posible obtenerla gracias a la generosidad del Sr. Rafael Franco, estudiante del programa doctoral en historia de la Universidad Interamericana y quien trabaja el tema del azúcar en Puerto Rico hace alrededor de 5 años. Además forma parte de los organizadores que durante los últimos 3 años llevan a cabo la CONVENCION DE LA CAÑA, con el auspicio de la Universidad Interamericana recinto de Ponce. Su blog, Huellas en la Historia de Puerto Rico, puede ser visitado en: http://rfrancoihpr.blogspot.com
[3] Ferré, Rosario. Memorias. Ediciones Callejón: San Juan / Puerto Rico, 2012, pág. 68.
[4] Parte de esta información fue posible obtenerla gracias a la generosidad del Sr. Rafael Franco, estudiante del programa doctoral en historia de la Universidad Interamericana y quien trabaja el tema del azúcar en Puerto Rico hace alrededor de 5 años. Además forma parte de los organizadores que durante los últimos 3 años llevan a cabo la CONVENCION DE LA CAÑA, con el auspicio de la Universidad Interamericana recinto de Ponce. Su blog, Huellas en la Historia de Puerto Rico, puede ser visitado en: http://rfrancoihpr.blogspot.com
[5] Última actualización de archivos de la
página web, Corporation Wiki: http://www.corporationwiki.com/Unknown/Unknown/boca-chica-farms-inc-2705892.aspx