jueves, 25 de octubre de 2007

CASQUILLOS #2 - HOMENAJE ETÍLICO

Hoy tenemos Casquillos etílicos en honor a “el Chusco” (que traducido al boricua es sato o realengo), Robert Jara. Peruano, sotanero, creador y fundador del Círculo de Filosofía Etílica “The Drunken Poets Society”. Para ti, sotanero distante, este homenaje 151º prueba. No como las “hondas caídas de los cristos del alma”, sino, como la redención etílica de las hermanitas de la caridad del Ocho. Rió Piedras, te aclama.

Black Labels
a César Vallejo
.
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Hay lunes en la vida, tan fuertes…
Yo no sé.




Y qué de ti Viejo
a Maïakovski
.
.
¿“Dinamitar lo viejo” dices Maïakovski?
¿“!Matad cuanto es viejo!”?
Pues, rómpalo Viejo
-insisto-
Ron Palo Viejo.




La última
a "el Chusco" Robert Jara
Sotanero y filósofo etílico.

.
Como tú, hermano mío,
todo buen borracho tiene un límite.

La última botella.

domingo, 21 de octubre de 2007

CASQUILLOS #1 - HOMENAJES

Aquí el copista calisténico les obsequia con algunos nuevos Casquillos. Famélicos jamelgos como estos harían del Clavileño la versión “Super Sized Me” de Babieca. De antemano advertimos que no habrá devolución de dinero ni especias. El carrousel invita. Y como dijera Tego: “con mi caballito a galopiá, galopiá”.


Salir del Sótano o De cómo un joven que escribe se monta en el mismo tren de los panas.
a Los Sotaneros


Facturas del venir
Sobre todo tú, ¡silencio!
Regla y edades
La luz necearía
Ketchup
8” que ni te cuento

¡Y ahora…!

Comunión Antropatética.
.
.
.

Special K
con K de Clemente


¡Kaballo!, después de los palos
yo también lo conocí en la tersura del ketchup
y en lo tostao del kornflake.




Desde arriba
a José Luis González


Si algo bueno tiene
un país de cuatro pisos
es una vista panorámica
del lugar de impacto.




Dimensión antropológica
de las ficciones literarias
a Wolfgang Iser


“Miente, Pinocho, miente”.

jueves, 18 de octubre de 2007

CASQUILLOS INTRO

Ya en un Post anterior en que hago homenaje a los Noistas, menciono una nueva serie de poesía minimalista que, bajo el título de Casquillos, surge como producto de los más recientes delirios del escriba advenedizo que funge como mantenedor de este Blog. Como se comentaba en aquella ocasión, el interés de dicha serie es que la misma se concrete como libro. No por esto se debe entender que queda establecido que la versión final de tal empresa observará el mismo orden en que los Casquillos vayan cayendo. Mas lo importante después de todo no es eso. Si algo se quiere dejar claro con esta arma descargada es que, como versa Altazor en su caída, “Manicura de las palabras es el poeta / mas no el mago que apaga y enciende / palabras estelares y cerezas de adioses vagabundos”. En su Orden No. 2 al Ejército del Arte, Maïakovski escribe, “Ahora / necesitamos artesanos, / no predicadores melenudos”. Es decir, lo importante aquí no es romper las cuerdas del arpa, sino, cortar las del paracaídas (incluyendo el de quien comulga bajo el sermón de la ingenua antropoesía). A la sazón de semejante lógica, en vez de salir a la calle, comprender y romper todos sus versos, aquel 14 de abril de 1930, Vladimir Maïakovski tomó para su corazón una bala y nos dejo su más preciada posesión: un Casquillo sobre el suelo. Sobre la mesa leía: “A todos. Muero. No acuséis a nadie. Y nada de chismes. El difunto los odiaba”. No se trata de la muerte de un poeta; no la de un antipoeta; la metáfora del contrapoeta había nacido. Así que adiós a la genialidad y reciban con un abrazo al copista calisténico. Para ustedes estos Casquillos. Sólo resta pedirles algo: Celebremos con un círculo de tiza alrededor de ellos.

Tríp(tico)
.
.
[ __ ]oda a la crítica
(A la sombra)

La zorra de las zorras- […] no llama solamente verdes
las uvas que no puede alcanzar, sino también las que alcanza,
y que no quiere que los demás participen de ellas.
Nietzsche

Al igual que tú
nosotros también fuimos pequeños
y desde entonces sabemos
que malo y feo
son los primeros insultos
que un niño aprende.



Homo ludens
(Al viajero)

Y puesto que debemos vivir y no nos
suicidamos / Mientras vivamos juguemos.
Vicente Huidobro


Satisfecha la necesidad
sólo queda el juego
el gato ya no nos asusta
pero ahora
¡¿quién le quita el cascabel?!



Aforismos
(La sombra y el viaje)
Porque a todos decía que Sí / me metieron
al Manicomio… / ¡Que tal si digo que No!
Vicente Palés Matos

Normal, a - normal
Moral, a - moral
Tópico, a - tópico
Político, a - político
Ismos, a for Ismos.

Charles Bukowski - Gatillero #1

Aquí incluyo uno de mis poemas favoritos de Bukowski. Me contaba Rey Andujar de cómo Benedetti describía su relación con la literatura como una de promiscuidad, a diferencia del matrimonio que tiene Vargas Llosa con la misma. En esa misma línea comparto con ustedes algo del más puto de todos los poetas.


Pajaro azul


hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío?
¿es que quieres joder
mis obras?
¿es que quieres que se hundan de un soplo las ventas de mis libros
en Europa?

hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.

luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?

miércoles, 17 de octubre de 2007

CASQUILLOS - HOMENAJE NO(ISTA)


Como un homenaje a los poetas Noistas y la poesía minimalista, con estos dos micropoemas comienzo una serie que incluye haykus, epigramas y aforismos. Los mismos son parte de una colección que será publicada bajo el título de Casquillos. Disfruten pues de esta engreída inutilidad que es la poesía.


Bala(da) para Alberto Cortés

Cuando una bala se va
queda un casquillo vacío.

..
Se cierra la caja de papeles
.
Pandora abrió la caja fatal y su contenido
se esparció por el mundo, no quedando en
ella más bien que el de la esperanza.
Rosario Ferre

.
La esperanza del mañana
no está en los poetas que van naciendo
sino en los que vamos a morir.

ENTREVISTA REVISTA LUCIÉRNAGA

Foto por: Rubén J. M. Ramos Colón (mxtrbenny@yahoo.com)
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Revista Internacional de Comentario de Libros Luciérnaga
Número 11, mayo-agosto de 2007, Año 4, p. 14-21.
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“Mesa abierta”

Por: Jaditza Aguilar Castro

“el pie nunca fue más allá de la línea / mas hoy la cruzo / y en esta ocasión, / como en todas las causas justas”.
J.D. Capiello-Ortiz - “Cruzar la línea”

Próximamente saldrá a la luz el poemario “Comunión Antropoética” (Editorial Isla Negra, 2006), de J. D. Capiello-Ortiz. Es un texto muy singular que nos hace volver hacia otros textos, como la Biblia, que nos brindan relatos alicientes. Capiello-Ortiz, hijo de una pastora protestante y natal de la ciudad de Ponce, emerge del colectivo El Sótano 00931 y se caracteriza por contener una temática muy cuidadosa relacionada con las “causas justas” y el amor. Conozcamos un poco el fondo del poeta.

Jaditza Aguilar Castro: Tu poemario, que pronto saldrá al público se titula “Comunión Antropoética” ¿Por qué “Comunión”? ¿Con qué se comulga? ¿Por qué “antropoética”? ¿Por qué la conjunción casi tautológica de ambos términos?

J. D. Capiello-Ortiz: Comunión porque remite a común, a comunicación, a comunidad, al diálogo entre muchos y que produce sus propios encuentros y contingencias desde la negociación de posibles diferencias pero no desde la desigualdad. Y antropoética porque es el Verbo hecho carne, la palabra hecha ente social, que habite entre nosotros, la poesía pensada desde lo Bello-sublime pero, de una estética antropológica si así pudiera llamarse. No quiero caer en la discusión de si es o no comprometida pero, dada la tonada de los textos, sé que algo hay que comentar. Wolfgang Iser comenta sobre una “dimensión antropológica de las ficciones literarias” que me parece ser cien por ciento extensible a la poesía. Y en ese sentido creo que, ante un tiempo en que las utopías sólo producen sospechas, la única utopía que queda es la palabra, la que crea, se crea y se recrea constantemente: el logos. El discurso ya no como lógica sino como “mithos”. Así es como único la palabra es dios pero dios hecho hombre. Y a la vez el hombre hecho dios. O simultáneamente dios y hombre en una comunión creadora.

Jaditza Aguilar Castro: Sin hacer mención específica a ninguno de tus poemas, sólo aludiendo a la generalidad de ellos, ¿cómo consideras la presencia de lo cristiano en tu poesía?

J. D. Capiello-Ortiz: La presencia de lo cristiano está como inmanencia de una crianza pero a la vez como el resultado de cuestionar precisamente el cristianismo (institucional) para poder tener mi propia experiencia y a través de ésta una convicción que finalmente refuerce mi fe. No creo en la fe ciega (religiosidad). Por otra parte esa experiencia siempre tiene que ser liberadora y, de alguna manera, traducible a la vida humana. Sino qué sentido tendría. Entonces dicha experiencia tiene una función social tanto a nivel colectivo como individual. Pues si bien lo social implica lo colectivo, quien en lo individual experimenta la libertad no debería reproducir sino libertad y, si bien puede sonar controversial, libertad aunque sea como parte de una “dimensión antropológica de las ficciones literarias”.

Jaditza Aguilar Castro: “Panes y peces” es uno de tus poemas, ¿cuál sería la relación que tiene con los episodios bíblicos de la Última cena, las bodas de Canaán, y los panes y los peces?

J. D. Capiello-Ortiz: Con la última cena específicamente, la relación que este poema guarda es más bien con la cuestión de la transustanciación. Me fascina la idea de que algo pueda ser dual. Pan y carne; vino y sangre. Sublime y trivial a la vez. Igual que las manos; ser mis manos y a la vez de otros o para otros sin dejar de ser mías. Respecto a las bodas, si te fijas, también hay una transubstanciación pero para satisfacer algo completamente trivial: el placer de un buen vino. La cuestión humana en su más simple expresión jamás fue abandonada por Cristo. No hay cristianismo ni nada sin sociedad y en ese sentido el cristianismo se traduce en social-cristianismo. Los panes y los peces en la Biblia son el mejor ejemplo. Se satisface tanto la necesidad espiritual como la física: la catarsis y la saciedad o satisfacción tomadas de la mano.

Jaditza Aguilar Castro: Cuando en poemas como, una vez más, “Panes y peces,” Metalingüística,” “Pequeños Bodigos” y “¿Hasta que vuelvas?: (la última cena)”, por ejemplo, remites al dolor, ¿qué función poética o humana tiene este sufrimiento de hermanos?

J. D. Capiello-Ortiz: Sí hay un sufrimiento de hermanos cuando hay hermandad pero, sobre todo, me importa cómo el sufrimiento nos hermana y nos alecciona a la vez que nos da noticia de nuestra naturaleza. En ese sentido el dolor es una bendición. Dice Maria Lima que: “desde el dolor / el viento trae aromas de otra orilla. / Sé que no estamos lejos.” Sandra María Estévez tiene también un poema que dice: “I speak two languages broken into each other / but my heart speaks the language of people / born in oppression.” También hay una propuesta de puertorriqueñidad, de hermandad, en esto.

Jaditza Aguilar Castro: “De la náusea al escalofrío” es, probablemente, o al menos a mi parecer, el poema más estremecedor, como las imágenes de su título proyectan, ¿así conoces la vida o algo más aborda la vitalidad de tus días? ¿En qué pensabas cuando escribiste este poema?

J. D. Capiello-Ortiz: Lo que me gusta de este poema es que me dio la oportunidad de liberarme de lo que sentía en un momento específico. Por eso dice que, “Ya este cadáver / tiene veinticinco años”. Como Altazor, que vuela, la vida es siempre un mismo vuelo aunque a veces se vuela alto, y otras, muy bajito; cerca del piso. Por lo mismo el poema es uno de desengaño. No siempre se vuela alto y en este poema no hablo de no haberlo hecho, sino de cuando casi se toca fondo pero desde el aquí y el ahora de encontrarse bien abajo pero, a la vez, un momento desde la transitoriedad del vuelo.

Jaditza Aguilar Castro: ¿No hay en la voz poética que reproduces en tus versos, a pesar de todo, un algo de rebeldía? ¿Si lo estimas así, en qué sentido?

J. D. Capiello-Ortiz: Rebeldía, no creo –aunque dejo espacio para quien así me lea–. Es una cuestión de conceptuación. Me parece que la rebeldía es un producto, no un causante. Yo prefiero la palabra inconformidad. Puro nihilismo activo diría Nietzsche. La acción debe ir sobre la reacción y la rebeldía no es más que pura reacción. Yo soy un inconforme; un actante. Destruir para dar paso a nuevos valores. Decía Nietzsche que no se trata de buscar el sentido de las cosas sino de introducirlo en ellas.

Jaditza Aguilar Castro: Las imágenes que utilizas del cuerpo y cómo las utilizas, pienso por ejemplo en “Cruzar la línea,” “Corbatas” y “Letrilla por Corinne Bruno”, es una muy particular. Recuerdas a aquel Vallejo que escribió: Jueves será, porque hoy, jueves, que proso / estos versos, los húmeros me he puesto / a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto / con todo mi camino, a verme solo (“Piedra negra sobre una piedra blanca”). ¿Dónde empieza el Vallejo que hay en ti?

J. D. Capiello-Ortiz: Sobre el cuerpo, me alegra mucho que hayas notado ese detalle pues sé que, de todo lo que con intención hago en mi poesía, esto es lo que con más celo cuido, al menos en estos poemas. Si bien la Biblia es parte de mi capital metafórico, creo que el cuerpo es mi presupuesto principal (hay toda una poética del cuerpo). Lo hago porque el referente es accesible a todo el mundo. La poesía, como el lenguaje en general, siempre presupone un otro. Por eso la palabra siempre será dialógica. En esa relación con el otro a través de la poesía siempre se entabla una relación hermenéutica mínima necesaria desde donde se negocian los encuentros y contingencias entre emisor y receptor. Y si es así, para que haya negociación, esta tiene que darse con la misma moneda, habrá quien tenga más monedas que otro, pero siempre serán monedas reales; se negociará con igual valor y no unos con monedas reales y otros con fichas plásticas. Entonces la metáfora y el referente, como monedas, me permiten negociar más si son corazón, manos, brazos, encías, uñas, piel; y no nibelungos, nenúfares, hierofantes, etc. Sobre Vallejo… (igual que todos los otros) creo que empieza cuando veo que es posible negociar con igual moneda (aunque los intereses puedan incluso ser distintos).

Jaditza Aguilar Castro: Por cierto, ¿Alguna vez leíste “Pan” de Gabriela Mistral? Las primeras dos partes de tu poemario me remiten a aquella imagen del pan sobre la mesa; así como me lleva irrevocablemente a Vallejo y, gracias a mis últimas lecturas, a José María Lima. ¿Qué te hermana a ellos?

J. D. Capiello-Ortiz: En lo personal no soy fanático de Gabriela Mistral y aunque no recuerdo haber leído su poema sí reconozco que tenemos mucho que nos hermana. Con ella, Vallejo y Maria Lima me hermana que comemos antes y que escribimos después; y que me atrevería a decir que en algún momento (antes… después) escribimos para comer. Como cualquier plomero, herrero, albañil o ferretero. ¡Ah!... y que nos gustaría que nos leyeran a nosotros y no a los que a través de nosotros pudieran estar hablando. También respeto mucho las lecturas valientes que se sostienen sólo desde el texto.

Jaditza Aguilar Castro: ¿Sientes que has recibido alguna influencia de la teología de la liberación?

J. D. Capiello-Ortiz: Siéndote honesto no es mucho lo que he leído al respecto pero definitivamente por lo que sé, si no me ha influido, al menos las propuestas son muy similares. En ese sentido mi propuesta no es para nada original. Ahora bien, podría decirte que creo firmemente en que “la verdad nos hará libres”, y que cuando Cristo dijo, “yo soy el camino, la verdad y la vida”, no fue como principio teleológico sino como camino, como búsqueda, como compromiso de gesta y devenir; la verdad como estado transitivo más que como sustantivo. Hacer la verdad.

Jaditza Aguilar Castro: Primero, ¿se entiende la poesía?

J. D. Capiello-Ortiz: Entender conlleva un proceso de conocimiento. Un develar o desocultamiento como diría Heidegger y Gadamer posteriormente. Hay quien para entender parta de un conocimiento previo desde donde acercarse (presupuesto cultural, el otro del orden simbólico lacaniano). A esto le llamo interpretar. En mi caso personal, prefiero que ese filtro aprehensor sean el cuerpo, la experiencia y los sentidos del que lee (ego). Si bien habrá siempre un presupuesto cultural inseparable, los referentes, como instrumentos de aprehensión a partir de los sentidos, responderán más a la necesidad del yo lector y esto más que interpretar es crear nuevo conocimiento y nuevas categorías. Así se da un develar de verdad no antes contenido en la cultura previa (el otro). Ese es el entender al que quiero invitar con mi poesía. Al conocimiento. Es por eso que la poesía “se siente para entenderse”. Para conocerse. Pero no sé, dime tú. Cuando me leíste, ¿la entendiste?

Jaditza Aguilar Castro: Parece haber un giro de la primera parte de tu poemario, que se titula igual que el texto global, y la segunda parte, “De cal y de arena”. Hay cierto cinismo o cierta ironía que en la primera parte sólo observo en el poema sobre Neruda. Háblanos un poco de ello.

J. D. Capiello-Ortiz: El giro que se da de la primera a la segunda parte es uno que entendía necesario. El registro de la primera parte hace que el discurso sea uno muy presumido. Aunque se sabe discurso, no lo da a entender más allá de la intencionalidad de las imágenes como manipulación y recurso estético o poético. Por ejemplo, no es un “Amante ilustrado” que de antemano hace clara su agenda. Quizás reconociendo esa posible deficiencia es que termino la primera parte con “Un verso vuela” que dice que, “Un verso vuela / con el descaro de un nombre / que le quiere escupir su amor / en la cara al mundo”. En esta segunda parte la poesía se reconoce discurso dando al lector de sospecha la noticia y premisa de que no hay lenguaje ingenuo, que todo es lúdico, estructuras de tensión y poder, encuentros y desencuentros pero que a la vez, desde la comunión antropoética, el juego se convierte en negociación. Por eso “De cal y de arena”, y por eso el juego pero, con las cartas sobre la mesa. No hay nada bajo la manga.

Jaditza Aguilar Castro: ¿Qué poder ostenta el amante de “Amante ilustrado”, valga la redundancia?

J. D. Capiello-Ortiz: Ostenta poder entrar al juego-negociación de la posesión-y-la-entrega, de dar amor desde el egoísmo del deseo. Nadie ama por sacrificio sino por placer. Así amar se traduce en ejercicio de libertad. Ni se sacrifica ni se exige. Simplemente se da. En esa búsqueda de satisfacción hay un juego de entrega y la palabra es el mecanismo de persuasión. Te amo se traduce pues en metáfora del deseo del otro (de poseerlo en la entrega).

Jaditza Aguilar Castro: Si existe un giro leve en la transición de la primera a la segunda parte, ¿cómo describirías o justificarías el giro, al parecer, profundo entre las primeras dos partes y la tercera?

J. D. Capiello-Ortiz: Creo que sí hay un giro pero no lo entiendo tan drástico. De hecho, diría que en términos de estrategia discursiva la transición es menos marcada. Lo que si tengo claro es que el registro (tono) discursivo de la tercera parte no es tan fuerte como el de la primera que es muy emotivo o en ocasiones sentencioso, ni como el de la segunda que parecería cínico como bien apuntas. Pero en términos (de análisis) de discurso el cinismo de la segunda parte es la transición perfecta para las ironías de la tercera; cosa que no se ve en el “straight forward” discursivo de la primera parte. Creo que es una cuestión de tonada. Igual creo que cada tema exige un tono, una voz, aunque las estrategias discursivas sean las mismas (o quizás varíen de poeta en poeta). Yo lo explicaría de la siguiente forma: Hay una transición de la primera a la segunda parte donde se sostiene el tono (social, intenso, sentencioso) pero que añade una estrategia discursiva (ironía, cinismo) luego, de la segunda parte a la tercera, la transición que se da abandona el tono (quizás social y ahora romántico) pero sostiene la estrategia discursiva (ironía, cinismo).

Jaditza Aguilar Castro: ¿Hasta qué punto se podría considerar la erótica, el amor entre dos personas, una forma de poética?

J. D. Capiello-Ortiz: Creo que primero habría que definir lo que es erótico y, obviamente, por contraste con lo romántico. Considero lo erótico como aquel discurso que incluye el juego de la seducción y el cuerpo como parte del amor; es decir: el deseo y lo carnal. Sin embargo considero también que la poesía de por sí es erótica pues aunque el cuerpo sólo está (o no) presente como escritura, sin importar el tema, la seducción al lector no puede faltar jamás. Si no me equivoco era Barthes quien hablaba de lo erótico en su libro “El placer del texto” y decía que lo erótico no es la hendidura en la falda ni el pedazo de piel que va quedando al descubierto, sino el corrido de la falda, ese ansioso ¿hasta donde? del que observa cómo la piel se desoculta ante sus ojos. En ese sentido considero más erótico decirte por ejemplo, “que dibujes con tus labios los contornos de mi copa mientras bebes de este vino blanco” antes que cualquier otra cosa por más presente que esté el cuerpo. La tela sería romántica. El cuerpo, pornográfico. Pero el descubrir… Contestando directamente tu pregunta, si lo erótico es el desocultamiento, la erótica como poética (el qué y cómo del ser de la poesía), es el desocultamiento del sentido y el placer que ese desocultamiento despierta. Claro que si.

Jaditza Aguilar Castro: La voz poética de la tercera parte, ¿qué le inquieta? ¿qué le hace estar en ascuas?

J. D. Capiello-Ortiz: El recuerdo de la pérdida y cómo articularlo lingüística y verbalmente de una manera que no me sea conflictivo. Salir victorioso en cada giro del lenguaje frente a la disolución del yo que representa la carencia del otro. Cada vez despedirme mejor, diría Pepe Liboy.

Jaditza Aguilar Castro: ¿Qué Judit degolló al hereje soberbio de la voz poética de la tercera parte? En otras palabras, ¿qué mujer busca la voz poética de la última sección del libro de poesías?

J. D. Capiello-Ortiz: No busca ninguna; se despide de muchas.

Jaditza Aguilar Castro: ¿Qué opinas de la producción global de tus poemas? ¿Qué cambiarías? ¿Qué dejarías “igual” en tu próximo poemario?

J. D. Capiello-Ortiz: Que son lo mejor que pude dar en ese momento. Que no cambiaría nada pues sino, no serían aquellos poemas, serían otros. Y que no dejaría nada igual para el próximo poemario porque entonces no sería el próximo. Si te soy honesto creo que un poema no está terminado hasta que el poeta muere pero hoy sé que los poemas de mañana sólo los escribiré mañana. Mirar con desprecio los trabajos anteriores es un estúpido e infantil gesto de arrogancia. La escritura es un eterno ejercicio de maduración y para que esa maduración se dé mis mejores poemas de hoy mañana tendrán que ser vistos como necesarios ejercicios de escritura.

lunes, 15 de octubre de 2007

ENTREVISTA END 3 DE MARZO DE 2007



San Juan, Puerto Rico - Sabado 03 Marzo 2007. p. 98

“El libro es un intento por llegar”

Por Mario Alegre Barrios / malegre@elnuevodia.com

Jorge David Capiello-Ortiz -autor del poemario “Comunión antropoética” que hoy se presenta en La Tertulia- asegura que escribe con el afán de tocar a otros con sus palabras.


Sin dejar de ser honesto / un poeta no siempre escribe sobre lo que siente /
sino sobre lo que quiere sentir. / Por eso hoy más que nunca / escribo sobre tu piel.
Jorge David Capiello-Ortiz



Sólo se es poeta cuando se publica un libro. Así de simple. No importa si se han escrito mil poemas o si hasta en el colmado se piden las cosas en verso, tampoco si se está en cuanto “open mic” se organiza o si todo en la vida se traduce en metáforas. Para Jorge David Capiello-Ortiz esto es una verdad a medias y por esa parte que no es mentira esta tarde -a las 6- presentará su ópera prima, Comunión antropoética (Isla Negra Editores), en la librería La Tertulia del Viejo San Juan.
No lo niega: sin que le tiemble la voz acepta que cuando escribió los poemas que dan sustancia a este libro lo hizo con la ilusión de que fuesen eso, un libro. “Siempre he escrito con la idea de llegar a ser ‘alguien’ y, para muchos, tener un libro de alguna manera es parte de eso, como lo dijo Antonio Rosario Quiles en una entrevista: ‘sólo se es poeta cuando se publica’, y quizá tenga algo de razón”, dice el escritor ponceño, fraguado en la entraña del colectivo El Sótano. “Si no tienes un libro no se te respeta como escritor, no entras al canon. Puedes ser el mejor y leer poemas en todas las barras del mundo, repartir poemas estupendos en hojas sueltas en la calle y eso no basta, hay que tener un libro. Es una necesidad ‘institucional’ y la mejor manera de que el poema perdure”.
Miembro de esa camada que incluye nombres como los de Kattia Chico, Ángel Matos, Mayda Colón, Amarilys Tavares, Juanmanuel González, Julio César Pol, Federico Irizarry y John Torres, Jorge David es uno de los últimos en publicar, a pesar de haber tenido su libro “armado” desde el 2002. “Su salida se demoro por varias razones, pero a la postre eso ha sido positivo porque me permitió madurar la selección”, comenta. “Los primeros poemas del libro aluden a la transmutación de muchas maneras, con la comunión como eje”, ilustra. “Mami es ministro protestante y toda mi cantera metafórica viene de ese mundo. En el libro trato de elaborar un cristianismo más social, acercándome al Dios hecho hombre para lograr una comunión entre lo divino, la humanidad y muchas otras cosas de la vida que nunca han sido dejadas de la mano de Dios... se trata de poder ver a Dios en todo lo que nos rodea”.


Sin “viaje”
Jorge David señala que la primera vez que tuvo el libro entre sus manos no paso nada especial. “La verdad es que no me sentí muy distinto y vine a reaccionar luego de varios días”, acota. “Fue muy raro... se espera, se espera, se espera y una vez lo tienes en las manos dices ‘¿y ahora?’ Entonces tienes que dar la cara por él, ayudarlo a que empiece a caminar, presentarlo, leerlo. Estoy bien claro de muchas cosas que algunos escritores quieren obviar o desconocen. Hay colegas que reniegan de esa parte de lo que representa publicar un libro, como si escribir no tuviese implícito el propósito de llegar a otros, escritores a los que, me imagino, no les importa el lector y, si publican, ellos mismos compran la tirada completa de sus libros”.
En esta misma línea de pensamiento, Capiello-Ortiz señala que “el libro es un producto al que tienes que ayudarlo a andar y cuidarlo”. “Si no puedes descuidar el verso, tampoco la manera como se facilita que ese libro llegue a su destino”, afirma.
Asimismo, el escritor confiesa que se ha sentido sorprendido y halagado por la estupenda aceptación que ha tenido su libro entre la comunidad literaria, sobre todo porque se considera mejor narrador que poeta. “Mi poesía tiene mucho cuidado, pero nunca he creído mucho en ella”, reflexiona. “Sé que es buena pero no excelente, pero no deja de complacerme mucho sentir que haya personas que sí la consideren así”.


Hacia el final de la charla Jorge David -cuya primera lectora es su madre- destaca que le preocupa profundamente que su poesía tenga una resonancia en cualquiera que la lea. “No me voy en ese ‘viaje’ del ‘yo sólo escribo pa mí’, sino que hay un afán de decir y que diga me trascienda a mí... el libro es un intento por llegar”, concluye.